La FSA (Food Standards Agency), Agencia de Normas Alimentarias del Reino Unido, encargó a la TNS BMRB, una empresa especializada en la investigación y análisis de mercado, datos estadísticos, etc., un estudio sobre la comprensión que tienen los consumidores de Irlanda del Norte de la información que aparece en las etiquetas alimentarias y cómo influye en su comportamiento de compra, prioridades y preocupaciones. Según los datos obtenidos, en muchas ocasiones la información del etiquetado es ignorada, los consumidores realizan sus compras de forma rutinaria y repetitiva, utilizando las etiquetas únicamente para identificar ingredientes concretos, sea por una dieta, cuestiones de salud como la alergia, o de vez en cuando para examinar un nuevo producto adquirido.
A partir de los resultados obtenidos se considera que las etiquetas alimentarias deben ser más visuales, tener más imágenes y menos números, es decir, una mayor visualización para que los consumidores puedan tomar decisiones de compra más informadas e inteligentes. Los expertos consideran que es importante que la letra de las etiquetas sea mucho más grande, ya que muchos consumidores tienen problemas para leer la información y por ello abandonan su interés de conocer más acerca del producto que adquieren. También se considera que dado que se utilizan unos segundos para consultar las etiquetas alimentarias antes de comprar un producto, la información proporcionada en los envases debe facilitar una rápida comprensión que dará lugar a tomar una decisión rápida.
Una información más visual requiere un esfuerzo cognitivo mínimo, letras grandes e imágenes ayudan a obtener rápidamente la información sin confusión. En la investigación participaron 64 consumidores, personas que compraban en los supermercados o realizaban sus compras a través de internet. Los participantes procedían de cuatro localidades distintas de Irlanda del Norte y fueron divididos en ocho grupos que comprendían diferentes niveles socioeconómicos.
Se pidió a todos los participantes que priorizaran la información que ofrecían las etiquetas alimentarias de varios productos, también fueron observados y se les realizó una encuesta para comprender algunas de las decisiones de compra que tomaban. La información más consultada estaba relacionada con el consumo preferente, la fecha de caducidad y la información nutricional, sin embargo, se apreció que existía confusión a la hora de interpretar la información para tomar decisiones de compra inteligentes. Los participantes de este estudio consideraron que la información que brindaban los productos estaba cargada excesivamente de números y era inconsistente.
Las personas participantes en el estudio buscaban vías de acceso rápido para determinar la salubridad y la calidad de los productos, también confiaban en su instinto a la hora de realizar la elección, lo que causaba confusiones. Esto provocaba que terminaran ignorando la información de las etiquetas. A pesar de los inconvenientes, los consumidores querían acceder a la información de un modo más comprensible, especialmente la que alude al tamaño de la porción y a su contenido nutricional, algo debido, probablemente, a la tendencia de querer disfrutar de una alimentación más saludable.
Los consumidores que realizan las compras a través de internet priorizan la comodidad y la rapidez, son menos propensos a considerar la información del etiquetado de los productos. Por otro lado, parece que este grupo de consumidores no parece ser consciente de que esta información está disponible, lo que muestra que es necesario trabajar en este área para fomentar su uso y que todos sepan que pueden consultar esta información. No es ni el primero no el último estudio que pone al descubierto que el etiquetado de los alimentos es confuso para una gran mayoría de consumidores, algo que se puede considerar como un factor que interviene en la alimentación poco saludable. Los resultados de esta investigación complementan a otras en las que se ha sugerido que la información nutricional detallada tiene menos probabilidades de influir en la decisión de compra de los consumidores que no son conscientes de los aspectos saludables de los productos.
Parece que queda mucho por hacer hasta lograr contar con una etiqueta alimentaria que sea clara, fácil de interpretar y capaz de ayudar en la toma de decisiones de compra, pero curiosamente no se habla del etiquetado semáforo que en teoría es mucho más sencillo de interpretar por su carácter visual. Podéis conocer más detalles del estudio a través de este enlace (Pdf).
Foto 2 | HealthGauge