Hace algo más de cinco años que el cocinero Juan Andrés Morilla, chef del Restaurante El Claustro de Granada, se convirtió en el representante español para el Bocuse d’Or 2011. Era una buena noticia, sin duda, pero también había malas noticias, el Grupo Gourmets abandonó la candidatura y el cocinero no tenía ningún patrocinador ni el apoyo de ninguna institución. En su momento explicaron que el Grupo Gourmets tuvo un déficit de unos cuantos miles de euros que tuvo que aportar por la participación del representante español en el Bocuse d’Or Europa, pues no consiguió los patrocinadores necesarios para sufragar los gastos.
Pero ni esto, ni que la Asociación Jóvenes Restauradores de España (quienes organizaron el campeonato español para elegir al candidato para el Bocuse d’Or) pudiera hacer nada, frenó a Juan Andrés Morilla, quien con su empeño y el importante apoyo recibido por sus colegas de profesión, consiguió reunir el dinero para participar en el reconocido certamen. Podéis conocer más de lo que sucedió, de cómo se recaudó dinero y otros detalles leyendo este post.
Pues bien, lamentablemente a día de hoy parece ser que el representante español del Bocuse d’Or Europa 2016, Juan Manuel Salgado, se encuentra en la misma situación. Desconocemos qué ha sucedido en los años anteriores, en los que han representado a España en este campeonato de cocineros Evarist Miralles y Alberto Moreno Vaquero, hablamos en relación a los patrocinios y apoyos que necesitan para poder entrenar y sufragar los gastos que supone. Pero recordemos otro contratiempo sucedido en la edición de 2013 del Bocuse d’Or, y es que el cocinero Evarist Miralles renunció a participar después de haberse encontrado con problemas en su box de cocina, responsabilidad de la organización.
El cocinero valenciano explicó que su renuncia se debía a que no competía en igualdad de condiciones que el resto de participantes, posiblemente con lo que os contemos a continuación se entenderá mejor, además declaró no estar muy de acuerdo con algunos aspectos del certamen. Sobre todo esto hablamos aquí.
El caso es que las denominadas olimpiadas de la cocina, en las que siempre ganan los países nórdicos, están atragantadas a los españoles, y posiblemente tengan sus motivos, pero entonces no hay apoyo ni patrocinios, ¿no sería mejor dejar de apostar por la candidatura de España a este encorsetado concurso? Pero visto lo visto parece ser que los cocineros no quieren renunciar, si nos quedamos con la parte positiva, debemos valorar que nuestros cocineros tienen mucha confianza en sí mismos.
El caso de Juan Manuel Salgado lo hemos conocido a través de esta noticia en la que el cocinero declara lamentar la falta de apoyo institucional. Explica que hasta ahora está entrenando cinco horas diarias, pero pronto deberá aumentar a siete u ocho horas el tiempo dedicado al entrenamiento, y esto lo debe compaginar con su trabajo.
Por lo visto, los representantes de Noruega, Suecia y Dinamarca lo viven de forma muy diferente, pues tienen apoyo institucional y presupuestos millonarios con aportaciones públicas, así que mientras se preparan para el campeonato no trabajan en el restaurante y se les paga un sueldo para que se centren en el entrenamiento.
El candidato español depende de aportaciones privadas, y parece ser que la Selección Española de Cocina Profesional no consigue los patrocinios necesarios para costear los ingredientes que se tienen que utilizar en las cientos de pruebas, los desplazamientos y demás gastos. Lo cierto es que sorprende que España se esté vendiendo al exterior por su gastronomía (aunque les costó muchos años reconocer que esta disciplina merecía tanta atención como otras, y que los cocineros españoles están muy por encima de los de otros países, tema del que hemos hablado también en otras ocasiones), y que sea incapaz de apostar por dejarlo patente en el que se considera el concurso de cocina más importante del mundo, dando su apoyo. Pero bueno, puede haber distintos puntos de vista al respecto, es un tema complejo.
De todas formas, Juan Manuel Salgado declara que la situación ha cambiado un poco a mejor, porque sus antecesores tuvieron que pagar los ingredientes de su bolsillo, y él cuenta con dos empresas que le proveen de los ingredientes obligatorios, que como os comentamos, son el esturión con su caviar y el ciervo rojo.
En fin, el cocinero extremeño, jefe de cocina en el Restaurante Plassohla del Hotel Ohla de Barcelona, está totalmente entregado para afrontar su mayor reto, el Bocuse d’Or Europa que se celebrará en mayo en Budapest, y confía en que quedará entre los once finalistas para participar en el Bocuse d’Or mundial que se celebrará en Lyon (Francia) en enero de 2017. Desde aquí sólo podemos darle ánimos y desearle mucha suerte.