Hace un par de días nos hacíamos eco de un estudio en el que se advertía del riesgo de seguir la denominada paleodieta o dieta del Paleolítico. Los expertos explicaban que según los resultados de las pruebas de laboratorio que habían realizado, esta dieta podía ser peligrosa provocando un aumento de peso rápido y problemas de salud. Como ya hemos comentado, la dieta del Paleolítico tiene una filosofía muy particular, sólo se come lo que comían los humanos en ese periodo de la Edad de Piedra, es decir, alimentos recolectados que proporciona la naturaleza, sean carnes, pescados o plantas silvestres.
Existe cierta fascinación por intentar volver a una época más simple en la que sólo se podía comer lo que se podía cazar o recolectar, por ello se evitan muchos alimentos actuales, sobre todo los que tienen añadidos químicos, proceden de la producción industrial, etc., se evitan también los productos lácteos, las legumbres o el grano entre otros alimentos. Hay que apuntar los dietistas y expertos en alimentación y nutrición declaran que no hay que fiarse de ninguna dieta que elimine alguno de los principales grupos de alimentos.
A la pregunta ¿la dieta del paleolítico era una dieta óptima para los humanos de entonces?, para los dietistas la respuesta es no. Se argumenta que los humanos de aquella época tenían una esperanza de vida corta en comparación con la esperanza de vida actual, no se puede saber con certeza si los pobladores de aquella época sufrían carencia de algunos nutrientes necesarios para el organismo debido a la dieta, aunque todo apunta que sí, debido el carácter local y estacional de la alimentación.
El argumento de evitar los alimentos actuales porque nuestros antepasados no los comían no tiene mucho sentido, se pueden poner algunos ejemplos bastante claros, los plátanos son muy saludables para el organismo, aportan vitaminas, fibra, minerales, aminoácidos esenciales, etc. Una persona que viva, por ejemplo, en los países nórdicos, según la dieta, no debería comerlos porque nunca se produjeron allí. El aceite de oliva virgen extra es otro alimento con muchas propiedades saludables que han sido constatadas científicamente, pero es el producto que se ha manipulado, por lo que tampoco está presente en esta dieta dado que su disponibilidad era muy limitada. Y así, se podrían descartan muchos alimentos que son importantes para el buen funcionamiento del organismo.
Los expertos comentan que es bastante difícil saber con certeza de que se alimentaban nuestros ancestros, ya que su dieta variaba continuamente de acuerdo a lo que eran y lo que estaba disponible en ese momento. A esto hay que sumar que la era del Paleolítico se extiende desde hace unos 2,85 millones de años hasta hace unos 12.000 años, lo que supone cambios en la alimentación dependiendo de la zona del planeta.
Sobre los hidratos de carbono, las investigaciones muestran que nuestro organismo está perfectamente preparado para digerirlos, también se ha constatado que a medida que se han introducido nuevos alimentos en la dieta, como por ejemplo los productos lácteos o el trigo, el organismo se ha adaptado rápidamente para poderlos digerir, algo que tiene mucho que ver con la evolución. En este estudio publicado en la revista científica Nature hablan de una mutación en el gen responsable de controlar una enzima que permite digerir la leche, mutación que se generalizó en menos de 3.000 años, en términos evolutivos se puede hablar de un instante. Sobre las mutaciones y adaptaciones existe mucha literatura científica que contradice la filosofía de la paleodieta.
Los expertos consideran que culpar de nuestros problemas (enfermedades y otras cuestiones) al grano, por ejemplo, es algo demasiado simplista. Quienes siguen la dieta del paleolítico explican que el grano y la soja son recientes inclusiones en la dieta y por tanto son alimentos perjudiciales para el organismo, la razón es que no son comestibles sin un previo procesamiento. Es decir, si un alimento no es comestible en la naturaleza, no es recomendable su ingesta. Según esta dieta el grano es causante de varias enfermedades y dolencias, al respecto merece la pena retomar la lectura de este meta-análisis publicado en la revista científica The Journal of Nutrition, en el que se concluye que un mayor consumo de granos integrales se asocia con un menor riesgo de diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y aumento de peso.
El pan es otro alimento rechazado en la dieta del Paleolítico, sin embargo, existen muchos estudios que muestran que un consumo adecuado de pan es muy beneficioso para el organismo. Claro, que debe apuntarse que hablamos de pan tradicional y no de pan con ingredientes excesivamente refinados. Los expertos comentan que en lo que se refiere a la preocupación sobre las alergias y los trastornos autoinmunes, existían las mismas probabilidades de sufrir estos problemas en el Paleolítico ya que se introducían nuevos alimentos en la dieta, pescado, nueces, insectos etc., por lo que existía el riesgo de alergias u otros problemas de salud.
En algo en lo que los expertos sí están de acuerdo con esta dieta es en consumir alimentos lo más naturales posible, por ejemplo beber zumo de manzana recién exprimida en vez de consumir un zumo comercial, disfrutar de la cebolla fresca en una ensalada en lugar de consumirla frita y rebozada con harías refinadas. Otro punto a valorar es la ausencia de comida rápida en la paleodieta, algo que beneficia significativamente al organismo.
Según explican aquí, para los dietistas es un desafío que los consumidores prefieran consultar otras fuentes basadas en la opinión y no en la ciencia que proporciona las claves para disfrutar de una alimentación saludable. Las dietas milagro y otro tipo de dietas con poco o nulo consenso científico triunfan debido a que prometen y resultan más atractivas que las claves que están avaladas científicamente. Las investigaciones demuestran que la variedad es buena, tomar en las proporciones correctas cereales, frutas, verduras, productos lácteos, carnes, pescados, etc., ayudan a sentirse mejor y tener un peso óptimo.
Estos argumentos no convencen a quienes siguen esta dieta, recordemos que Walter L. Voegtlin, gastroenterólogo responsable de la publicación en 1975 del libro “La dieta de la edad de piedra”, ha logrado fomentar esta dieta entre muchas personas. Entre algunas de las conclusiones que mostraba en su libro se encuentra la explicación proporcionada sobre algunas particularidades del organismo humano, dientes caninos, incisivos, mandíbula diseñada para machacar y desgarrar, capacidad estomacal, contenido de microorganismos digestivos, etc., todo ello, según el gastroenterólogo, se encuentra sujeto a un modo de alimentación que dista mucho del actual.
Hay mucho más de que hablar, quizá sería interesante tener en cuenta algunos principios de la paleodieta, pero no cerrar la puerta a alimentos que son saludables y aportan elementos necesarios para el buen funcionamiento del organismo.
Fotos | Facebook Pete Evans