Una de las cosas que más nos pueden gustar a los amantes del chocolate es la salsa de chocolate, pues con ella podemos aportar más sabor y otra textura a todo tipo de bizcochos, tartas, pasteles, brownies o pastelitos como estos, no importa que el sabor principal sea de chocolate, siempre se puede añadir más.
Y por supuesto, la salsa de chocolate también es ideal para aderezar helados, crepes, tortitas, frutas, cereales de desayuno (preferiblemente gachas de avena o similares, por salud), panna cottas, flanes… pero claro, una salsa de chocolate normal suele tener grasas y azúcar, podemos poneros como ejemplo dos recetas de sirope o salsas que hemos compartido con vosotros, esta con nata, y esta que no lleva lácteos.
Pues bien, como hay que cuidar la alimentación y también hay que intentar disfrutar de lo que nos gusta, se pueden hacer variantes más saludables incluso de este tipo de salsas, y es lo que os vamos a mostrar hoy, cómo hacer una salsa de chocolate sin grasa y sin azúcar, no aporta cero calorías, pero sí muchas menos que si se incorpora nata u otro lácteo (aunque quien prefiera una salsa de chocolate menos intensa puede añadir un poco de leche desnatada) y azúcar. Probadla porque os va a encantar.
Ingredientes
- 50 gramos de cacao puro en polvo (desgrasado y sin azúcar)
- 150-180 gramos de agua
- edulcorante al gusto
- extracto de vainilla (opcional).
Elaboración
Calienta el agua en un cazo al fuego o en una jarrita en el microondas, no es necesario que hierva.
Pon en un cuenco el cacao en polvo y añade el agua caliente, mezcla bien con una cuchara o unas pequeñas varillas, hasta que el cacao esté totalmente disuelto y tengas una salsa densa de chocolate.
Se puede hacer la salsa más ligera o más densa, según gustos y necesidades, variando la cantidad de agua. Hay que tener en cuenta que al enfriarse se espesará más, así que al principio debe quedar bastante líquida.
Una vez disuelto el cacao, añade el edulcorante y si lo deseas, el extracto de vainilla.
Pasa la salsa de chocolate light a un biberón de cocina o a un tarro que puedas tapar para conservarla e ir sirviéndola en tus postres, desayunos o meriendas. ¡Está exquisita!