Hace un par de días el Parlamento Europeo votó para vetar la importación de tres tipos de soja transgénica, (FG72 de Bayer, MON 87705 x MON 89788 y MON 87708 x MON 89788 de Monsanto). El Parlamento considera que la Comisión Europea debe retirar la autorización de la importación de estas variedades de soja modificadas genéticamente por ser tolerantes al uso del glifosato, la razón argumentada es que el IARC (Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer de la OMS) concluyó en un informe del mes de marzo que este producto es posiblemente cancerígeno para los seres humanos.
Según los eurodiputados, en la soja transgénica importada podrían encontrarse trazas de glifosato, merece la pena recordar que la EFSA el pasado mes de noviembre presentó un informe sobre la evaluación de los datos proporcionados por el IARC y según los resultados obtenidos es poco probable que el glifosato suponga un riesgo cancerígeno, por lo que discrepa del trabajo realizado por el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer.
Sobre este tema también se ha pronunciado EuropaBio, organización que tiene un consejo de administración formado por representantes de las empresas que trabajan en el sector de la biotecnología, algo lógico, ya que tienen intereses en esta cuestión. Esta organización ha recordado el dictamen emitido por la EFSA, destacando que no existen riesgos asociados al uso de los cultivos transgénicos, ni efectos de la combinación del glifosato con otros herbicidas. Por otro lado, la Asociación Europea de la Industria Biotecnológica recuerda que la CE es requerida por el marco legal de los transgénicos y por la carta de los derechos fundamentales de autorización de los alimentos transgénicos para la importación.
Esta organización recuerda que el Defensor del Pueblo Europeo, institución que atiende las reclamaciones relativas al mal funcionamiento de organismos e instituciones de la UE, reprendió el mes pasado a la Comisión Europea por los retrasos en la autorización de los alimentos modificados genéticamente, ya que se está manteniendo una moratoria en los procesos de autorización sin reconocimiento jurídico en las importaciones de alimentos modificados genéticamente, y se está poniendo en riesgo el envío de productos agrícolas básicos para la elaboración de alimentos y piensos.
A la disputa entre el Parlamento Europeo y la Comisión Europea por la importación de alimentos transgénicos, se han sumado grupos como Greenpeace, IFOAM EU, Amigos de la Tierra y la organización Slow Food, pidiendo que se respete la decisión del PE, evidentemente esta postura no es vinculante. Estas organizaciones aseguran que la importación de esta soja transgénica podría exponer a los consumidores y a los animales a los efectos adversos de los herbicidas que han sido rociados, citan además que no se ha evaluado el efecto para la salud humana y animal el cóctel de herbicidas y de otros productos fitosanitarios que se utilizan en los cultivos transgénicos, por lo que hasta que este tema no se investigue en profundidad, se considera que no deben autorizarse estas y otras importaciones de alimentos modificados genéticamente.
El mensaje lanzado por el Parlamento Europeo es alto y claro, la Comisión Europea no puede seguir tomando decisiones por su cuenta sin que cuente con el respaldo de los países miembros de la UE y sin el respaldo del PE, que representa a los ciudadanos comunitarios. Por ello se invita a la CE a que reconsidere el sistema de autorización, y mientras no lo haga, no se debería aprobar ninguna importación de alimentos transgénicos. Es necesario recordar que sólo 13 de los 28 Estados miembros votaron en su momento a favor de permitir la importación de soja modificada genéticamente, sin embargo, la CE parece obviar este dato e intenta autorizar dichas importaciones, lo que muestra que es necesario que se diseñe un nuevo mecanismo de autorización y además se sugiere que es necesario que se utilice un etiquetado transparente que permita a los ciudadanos tomar decisiones informadas, eligiendo o no estos alimentos según sus creencias y convicciones, es decir, que puedan ejercer su derecho a saber de los alimentos.
La votación realizada en el Parlamento Europeo es la tercera en pocos meses en materia de alimentos transgénicos, chocando continuamente con la política aplicada por la CE. Es posible que al final sea el Consejo de Ministros el que se encargue de tomar la decisión, de momento el tema está en el aire, pero no sería extraño que finalmente se apruebe la importación de las variedades de soja transgénica citadas. Podéis conocer más detalles de la noticia a través de la página oficial del Parlamento Europeo.
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