A finales del año 2013 el Gobierno Mexicano anunciaba que quería establecer un nuevo impuesto de los refrescos, medida que tenía como objetivo reducir el sobrepeso, la obesidad y las enfermedades que se asocian a estos problemas. Según los legisladores, médicos y otros expertos, era urgente frenar el consumo de las bebidas azucaradas y aperitivos que se consideran poco saludables, como por ejemplo las patatas chips. Se aprobó aplicar a partir del 1 de enero de 2014, un impuesto del 10% a las bebidas y un 8% a los aperitivos.
Pues bien, un estudio llevado a cabo por el Instituto Nacional de Salud Pública de México y el Centro de Población de la Universidad de Carolina del Norte, ha analizado los resultados de la medida impuesta y a juzgar por los resultados mostrados, el impuesto de los refrescos en México parece funcionar. Varios países han planteado la posibilidad de imponer este tipo de medidas que pretenden mejorar la salud de los consumidores a través de un aumento del precio de alimentos y bebidas, algo que afecta directamente al bolsillo de los consumidores, pero sólo unos pocos la han llevado a cabo y hasta el momento sólo existían estudios que validaban su efectividad o consideraban que serían ineficaces.
Ahora, los datos de la investigación realizada en México parecen respaldar que gravar este tipo de productos considerados poco saludables para la salud es efectivo, y quizá animen a otros países a seguir el ejemplo de México, Francia o Hungría. Se ha analizado el consumo de alimentos y bebidas en 53 ciudades mexicanas con una población de al menos 50.000 habitantes, los datos muestran que la compra de refrescos y bebidas azucaradas ha caído una media del 6% durante el año 2014, en comparación con los datos de consumo del año 2013, sin embargo, a finales del 2014 se constataba una caída del consumo del 12% en comparación con los datos de consumo de años anteriores. Hay que decir que en esta investigación se han ajustado factores que podrían haber alterado los resultados, como por ejemplo el salario medio, el desempleo o la tendencia general a consumir menos refrescos y aperitivos.
Hay que recordar que Coca Cola discrepaba de la medida que se pretendía adoptar en México, considerando que se trataba de una reforma fiscal discriminatoria y que no encajaba en una política fiscal coherente. La compañía de bebidas argumentaba que se estaba demonizando a los refrescos, considerándolos la principal causa del sobrepeso y la obesidad que experimenta el país, cuando en realidad en estos problemas también intervenía otro tipo de bebidas, alimentos, forma de vida, etc. Expertos como Jack Winkler, profesor en políticas nutricionales de la Universidad Metropolitana de Londres (Reino Unido), consideraron en su momento que este tipo de medidas eran poco eficaces y que no serviría de nada aplicarlas.
Jack Winkler abogaba por la subvención de los alimentos saludables como la mejor opción, algo que respaldaban varios estudios que se han realizado, se puede citar como ejemplo lo que os explicábamos en este post, en él hablábamos de una investigación llevada a cabo en Sudáfrica por RAND, demostraba que los descuentos en alimentos y bebidas saludables mejoraba la dieta en muchos hogares.
Volviendo al estudio, para los expertos los primeros resultados son satisfactorios y eso que las empresas que comercializan los refrescos han estado llevando a cabo a lo largo del año 2014 diferentes estrategias de comercialización y otras promociones a fin de poder contrarrestar el impuesto aplicado. Aquí explican que Juan Rivera, uno de los investigadores del Instituto Nacional de Salud Pública de México afirma que espera que el consumo de este tipo de productos siga cayendo, ya que el Gobierno mexicano ha adoptado además otras estrategias que tienen el mismo objetivo, por lo que en teoría los resultados de este año deberían ser mejores que los del año pasado. De momento México se coloca en cuarto lugar en el ranking de países que más refrescos azucarados consume, por delante se encuentran Argentina, Estados Unidos y Chile.
Los resultados muestran además que se ha incrementado en un 4% la compra de bebidas que no tienen el impuesto, especialmente ha aumentado el consumo de agua embotellada, pero no se dan cifras sobre el consumo de agua no embotellada, otra opción que debería considerarse y que probablemente incrementaría los resultados sobre el consumo de bebidas no azucaradas. El segmento poblacional que más ha reducido el consumo de estas bebidas ha sido el que tiene una economía más deprimida, en este caso se ha llegado a una reducción media del 9%, pero si se analizan los datos de consumo de finales de año, el descenso alcanza el 17%.
El Gobierno Mexicano ha recaudado 1.300 millones de dólares con el impuesto y asegura que está utilizando el dinero para financiar programas de prevención de la obesidad y enfermedades asociadas. A la vista de los resultados, los expertos que han llevado a cabo la investigación determinan que los impuestos en los alimentos y bebidas poco saludables son medidas eficaces para mejorar la salud de los consumidores. Como ya decíamos, posiblemente estos datos van a animar a otros países plantearse poner en marcha este tipo de medidas.
La investigación se ha dado a conocer en la página del Instituto Nacional de Salud Pública de México, pero habrá que esperar a que sea publicada en la prestigiosa revista estadounidense Health Affairs para conocer todos los detalles.
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