Como ya os comentábamos en este post, posiblemente Vermont sea el primer Estado de Estados Unidos en aplicar el etiquetado transgénico, recordemos que también fue el primero en conseguir que se aprobara un proyecto de ley con esa finalidad. Previsiblemente, a partir del 1 de julio del próximo año los alimentos modificados genéticamente que se comercialicen este Estado deberán estar identificados en las etiquetas alimentarias, por lo que los consumidores podrán ejercer su derecho a saber y elegir los productos según criterio y convicciones.
La Grocery Manufacturers Association (GMA), Asociación de Fabricantes de Alimentos a la que pertenecen compañías como PepsiCo, BASF, Bayer Cropscience, Dow Agrosciences, Nestlé, Coca Cola, Dupont Conagra, Syngenta, Kellogg’s o Monsanto entre otras, presentó el pasado mes de julio una demanda para evitar que la ley saliera adelante, en ella se argumentó que era una ley inconstitucional que violaba la Primera Enmienda de los derechos de la industria y que imponía requisitos onerosos. Paralelamente también solicitó una medida cautelar para paralizar la ley del etiquetado transgénico de Vermont hasta que se conociera la resolución. A finales del mes pasado se conocía el fallo de la Juez de la Corte Federal de Distrito Christina Reiss, desestimando los argumentos de la demanda y la medida cautelar de la Asociación de Fabricantes de Alimentos.
Algunos expertos vaticinaban que la GMA no realizaría ninguna nueva acción legal, ya que consideraban que un juicio no haría más que dar a conocer muchos hechos sobre los transgénicos que quedarían expuestos a la opinión pública. Pues bien, la Grocery Manufacturers Association no tira la toalla y tras haber revisado la decisión del tribunal y las posibles opciones legales, la presidenta de esta asociación anuncia que presentará una apelación ante el Tribunal de Apelaciones en las próximas semanas.
Pamela G. Bailey, presidenta de la GMA, argumenta que al negar la petición que se ha realizado para bloquear la ley del etiquetado transgénico de Vermont, se abren las puertas para que otros Estados del país puedan presentar leyes similares solicitando dicho etiquetado. Apunta que el etiquetado de alimentos transgénicos se basa en la pseudociencia, es decir, que no cuenta con un respaldo de evidencias científicas que determinen la necesidad de imponerlo. Recordemos que hasta la fecha se ha aplicado a los alimentos modificados genéticamente el principio de equivalencia sustancial, es decir, un alimento transgénico cuya equivalencia en peso, imagen y contenido nutricional es similar a la de un alimento tradicional, es totalmente seguro y por ello no requiere ninguna identificación.
La GMA advierte que si se permite la entrada en vigor de la mencionada ley en Vermont, se romperá la cadena de suministro alimentario, se confundirá a los consumidores y provocará el incremento del coste de los alimentos. Sobre la cuestión del incremento de precios podemos recordar el estudio ‘¿Por qué cambiar la etiqueta no afectaría a los precios de los alimentos?’, realizado por Jerry Greenfield, experto en marketing alimentario. En él se concluía que los precios de mercado se establecen por una serie de factores complejos, los principales son la respuesta de los consumidores y la competencia entre fabricantes, pero no el hecho de agregar un par de palabras o un logo a una etiqueta de producto.
Algunos expertos explican que la apelación puede tardar dos o más años en resolverse, también apuntan que la Corte de Apelaciones tiene el poder de otorgar la medida cautelar para evitar que la ley entre en vigor hasta que no se resuelva la apelación. Claro, que según comentan los expertos, el poder de otorgar la medida cautelar es raramente ejecutada, pero teniendo en cuenta la presión que puede realizar la Grocery Manufacturers Association, quizá en esta ocasión sí se ejecute. Un asesor de la Washington Legal Foundation cree que no se otorgará la medida cautelar para paralizar la aplicación de la ley, por lo que mientras la apelación continúe su proceso, la ley entrará en vigor.
Ante esta situación muchas empresas están a la expectativa, pero deberán tomar una decisión sobre cómo etiquetar los productos, ¿deberán crear unas etiquetas específicas para poder vender sus productos en Vermont?, ¿abandonar ese mercado?, ¿etiquetar los productos a nivel nacional? Son varios los interrogantes, pero todavía es demasiado pronto para conocer respuestas, lo que parece probable es que, de tomar alguna decisión, será a principios del año que viene y posiblemente estén esperando a ver si el Tribunal de Apelaciones otorga la medida cautelar y se paraliza la ley.
Aquí nos explican que según la nueva legislación, las empresas deberán etiquetar de una forma clara y visible los alimentos transgénicos con mensajes como “Producido con ingeniería genética”, “Parcialmente producido con ingeniería genética” o “Puede haber sido producido con ingeniería genética”, en este último caso, a menos que se pueda demostrar lo contrario. Tampoco se podrán comercializar como “naturales” los alimentos que contengan ingredientes transgénicos.
Deberemos esperar a que la GMA presente su apelación y esperar a ver si el Tribunal de Apelaciones decide aplicar la medida cautelar.