Un estudio dado a conocer por Consumer Reports concluye que hasta el 60% de las gambas congeladas están contaminadas por bacterias como la E. coli, Salmonella, Listeria o Vibrio. En la investigación los expertos adquirieron 284 muestras congeladas de gambas crudas y 59 muestras cocidas procedentes de cadenas minoristas como Kroger, Walmart, Albertsons, Fry’s Marketplace y Costco, de 27 ciudades distintas de Estados Unidos. Se optó por analizar únicamente muestras congeladas y dejar a un lado las gambas en fresco, ya que los expertos consideraron que el producto fresco se comercializa mucho menos que el congelado.
Un 16% de las muestras de gambas cocidas dieron positivo en bacterias patógenas como la E. coli y la Vibrio, también se detectaron antibióticos en 11 muestras y SARM (Staphylococcus aureus) en 7 muestras de gambas crudas congeladas. Los expertos destacan que casi toda la gamba que se comercializa en Estados Unidos procede de países como Vietnam, Tailandia, Indonesia o la India. Hablando sobre las piscifactorías de estos países, dado que las condiciones de los criaderos de gambas no son las más adecuadas, se suelen proporcionar antibióticos como las tetraciclinas, fármacos que en Estados Unidos están prohibidos en las gambas importadas.
En el informe se destaca que de las 205 muestras importadas procedentes de piscifactorías, 11 muestras procedentes de Bangladesh, Vietnam y Tailandia, dieron positivo por el uso de uno o varios antibióticos, 9 dieron positivo por oxitetraciclina, 3 por enrofloxacina y 2 por sulfamida. Los investigadores explican que a pesar de que las gambas se pueden cocer y este proceso debería acabar con las bacterias, parece que no se siguen los procedimientos adecuados, por lo que queda mucho trabajo por realizar para evitar que se produzca la contaminación bacteriana en el producto. Lo mismo ocurre con Vibrio, bacterias patógenas que provocan diferentes enfermedades en el tracto digestivo, la congelación debería ser una medida eficaz contra este patógeno y sin embargo, se detectó en el 28% de las muestras congeladas.
Esta puede ser una de las razones por las que en Estados Unidos las enfermedades causadas por Vibrio aumentan año tras año según los datos que facilita el CDC (Centros para el Control y Prevención de Enfermedades), algo que preocupa seriamente. Sobre el contenido en fármacos, las autoridades sanitarias del país muestran también su preocupación, ya que según la legislación estadounidense son ilegales y además muestran las grandes diferencias existentes entre la normativa de seguridad alimentaria estadounidense y las de otros países. Es curioso, lo mismo podemos decir en lo que se refiere al Tratado de Libre Comercio entre la Unión Europea y Estados Unidos, los europeos lo ven como una amenaza para la seguridad alimentaria de Europa, dado que la reglamentación estadounidense es menos severa que la de la UE.
Se confía en que en los países exportadores se siguen dos tipos de estándares de seguridad alimentaria, uno destinado a los productos que se exportan a Estados Unidos y otro para el país importador, sin embargo, la investigación demuestra que no se cumple la normativa y que se importan muchas gambas que integran medicamentos y microorganismos patógenos. Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades concluyen que la contaminación detectada en las gambas es mucho mayor que en la detectada en muestras de cárnicas procedentes del cerdo, el pollo o el pavo.
Por este motivo el CDC ha remitido una copia de su informe a la FDA (Agencia de Medicamentos y Alimentación de Estados Unidos), solicitando que se intensifiquen las inspecciones que se realizan a las gambas que se importan de otros países, ya sean salvajes o criadas en piscifactorías. Se considera interesante incluir la detección de Vibrio en los HACCP (Análisis de Peligros y Puntos Críticos de Control), proceso sistemático preventivo para garantizar la inocuidad alimentaria, también se cree que la FDA no se está esforzando lo suficiente para garantizar la seguridad alimentaria del país. La FDA sólo inspecciona el 2% de los alimentos que el país importa, lo que muestra la gran brecha existente en la seguridad alimentaria y el elevado riesgo de que los consumidores puedan sufrir una toxiinfección por consumir alimentos contaminados o que están en mal estado, sobre esta cuestión merece la pena dar un vistazo al informe de Food Sentry.
No sólo se han realizado recomendaciones a la FDA, también se han proporcionado recomendaciones a los consumidores sobre la manipulación y uso de las gambas congeladas, sean cocidas o al natural, nacionales o de importación. En el caso de las gambas de piscifactoría se recomienda que se adquieran con los certificados oportunos que acreditan la ausencia de productos químicos y fármacos, a ser posible que estén certificadas como las que comercializa Whole Foods Market, una cadena estadounidense de supermercados que vende alimentos naturales y orgánicos. Para el resto, se proporciona una guía sobre las normas a seguir para la preparación de las gambas, cómo limpiarlas, cómo se deben manipular, a qué temperatura se deben conservar, etc.
Otro apunte interesante sobre la certificación, Best Aquaculture Practices comprende un conjunto de normas de certificación de mariscos criados en granjas desarrolladas por la Global Aquaculture Alliance, es una certificación común y habitual de la que hay que desconfiar, ya que en otros estudios se han detectado restos de antibióticos en muestras que llevaban la etiqueta. En cuanto al etiquetado de gambas y otros mariscos, se recomienda desconfiar de aquellos etiquetados como natural u orgánico, ya que no hay una reglamentación específica tras estas etiquetas y no significan absolutamente nada.
A continuación podéis ver un vídeo en el que explican detalladamente los procesos del análisis realizado y los problemas que se han detectado.
Consumer Reports explica que las gambas se producen en grandes tanques industriales o estanques poco profundos. Existe sobrepoblación, en algunos casos 150 gambas pueden estar ocupando un metro cuadrado, esa masificación produce un lodo de materia fecal mezclada con los productos químicos que se utilizan en el cultivo y un exceso de comida, un caldo de cultivo que favorece la aparición de enfermedades y por tanto obliga al uso de antibióticos. Los expertos comentan que estas aguas residuales se pueden descargar periódicamente en los cursos de agua más cercanos y provocar un daño medioambiental.
Sobre la contaminación bacteriana hay que decir que pescados y mariscos congelados se pueden degradar e infectar por bacterias patógenas si se rompe la cadena de frío durante los traslados del producto, de todos modos, lo mejor será esperar al informe completo que proporcionará Consumer Reports en breve, para conocer todas las causas de la contaminación.
Es de suponer que las gambas que se importan a Europa de los países señalados también tendrán el mismo problema, sería interesante que se realizará un estudio para comprobar el grado de contaminación bacteriana o la presencia de fármacos prohibidos en la Unión Europea.
Esta información es sólo un adelanto, el estudio detallado será publicado el próximo mes de junio en CR, a través de este artículo podréis conocer más detalles.
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