Hablamos a menudo de la riqueza del diccionario culinario francés, de la cantidad de términos que contemplan para definir casi cualquier procedimiento que se realiza en cocina, el estado por el que pasa una elaboración culinaria desde que se empieza hasta que se termina, a la materia prima según cómo se prepare o cómo se disgregue… Aunque normalmente elogiamos que en cocina cada cosa se pueda llamar por su nombre, también hay que decir que a veces se pasan.
¿Habéis escuchado alguna vez hablar del caviar de vainilla? El diccionario de la lengua española define caviar como el manjar que consiste en huevas de esturión frescas y salpresas. Pero todos somos conscientes de que actualmente en cocina se llama caviar a muchas otras cosas, entre ellas a las esferificaciones creadas por la cocina de Ferrán Adrià, la elaboración de las berenjenas de este modo, una fruta cítrica cuya pulpa está formada por bolitas…
Pero de ahí a hablar de caviar de vainilla… Si os estáis preguntando qué es el caviar de vainilla, podéis pensar en lo más básico, se trata de la vainilla natural desprovista de su vaina, es decir, de las semillitas que contiene la vaina de vainilla.
Se utiliza el nombre de Caviar de vanille (caviar de vainilla) al producto que se comercializa en tarros y que únicamente contiene las semillas de esta apreciada especia que como sabéis, se obtiene de la planta conocida como orquídea, principalmente de la especie Vanilla planifolia.
En lugar de hablar de las semillas de vainilla se habla de caviar de vainilla, es indistinto utilizar una u otra definición para designar al apreciado contenido de una vaina de vainilla. Lo que no es igual es la calidad de la vainilla que se puede encontrar en el mercado, es un tema interesante a tratar, aunque seguramente sabéis que la vainilla de Tahití y la de Madagascar son las más demandadas, lo que más se consume probablemente son esas vainas secas del supermercado.
El caviar de vainilla está formado por miles de pequeñas semillas que se convierten en una pasta que se introduce en tarros para ser comercializada. Este producto comercial a veces combina las semillas con algún concentrado, conservantes… Sobre su uso, seguramente no hay duda de que es una especia ideal para repostería y también para algunos platos salados.
Foto | Joy