La EFSA ha actualizado la información y asesoramiento que ofrece sobre alérgenos alimentarios, algo que era necesario ya que la última vez que actualizó esta información fue en el año 2003, aunque no se publicó hasta el año 2004. La agencia de seguridad ha realizado una revisión de toda la documentación científica sobre este tema, las proteínas identificadas como alérgenos alimentarios, la reactividad cruzada (reacción entre antígeno y anticuerpo), los efectos que provoca la elaboración de alimentos en la alergenicidad (capacidad de una molécula para inducir una respuesta inmunológica), los nuevos métodos y sistemas para la detección de alérgenos, y los valores que causan la respuesta inmune exagerada del organismo.
El Panel de la EFSA sobre Productos Dietéticos, Nutrición y Alergias (NDA) estima que es difícil de establecer la prevalencia de la alergia a los alimentos debido a la falta de estudios en algunas áreas geográficas, así como el uso de diferentes metodologías que permitan reunir los datos sobre ella. Sin embargo, apunta que en lo que se refiere al desafío alimentario como criterio para el diagnóstico, la prevalencia de la alergia alimentaria a nivel europeo y en todos los segmentos poblacionales es del 1%.
En la actualización de la información sobre alérgenos alimentarios se han examinado con detalle todos los productos y sustancias, cuya presencia en los alimentos debe indicarse en el etiquetado tal y como se indica en la legislación comunitaria. Leche, cereales que contengan gluten, huevos, nueces, cacahuetes, soja, pescado, crustáceos, moluscos, apio, altramuces, sésamo, mostaza y sulfitos. Según explica la NDA, un 75% de las reacciones alérgicas alimentarias en los niños son causadas por la leche, los huevos, los cacahuetes, el pescado y los frutos secos.
En el caso de los adultos, el 50% de las reacciones alérgicas las causan frutas como fresas, peras, cerezas, frambuesas y manzanas, frutos secos como la almendra, los cacahuetes o las nueces, y verduras como las zanahorias, el apio y las hierbas aromáticas. El Panel sobre Productos Dietéticos, Nutrición y Alergias apunta que la necesidad de determinar los umbrales de seguridad en determinados alimentos que causan alergia ha suscitado el interés de asociaciones de consumidores, organismos reguladores e industria, es algo lógico ya que está en juego la salud de los consumidores.
El dictamen científico o actualización, resume los enfoques de evaluación de riesgos disponibles que pueden ser de ayuda a la hora de tomar decisiones sobre la gestión de riesgos en materia de etiquetado de alérgenos. Pero hace especial hincapié que el propósito de las evaluaciones del riesgo, como por ejemplo la exención de etiquetado y el nivel de riesgo que puede ser aceptable, son decisiones de gestión que no competen a la EFSA.
También explica que las empresas alimentarias deben etiquetar sobre 14 alérgenos según la legislación comunitaria, pero para los productos que no contienen de forma intencionada alguno de los ingredientes que antes hemos citado y provocan alergia, aconseja que se sigan las mejores prácticas actuales que lleva a cabo la industria, es decir, tomar todas las precauciones necesarias para evitar la contaminación cruzada, así como la advertencia de que el alimento en cuestión podría contener alérgenos de forma no intencionada.
Curioso que la NDA diga esto, recordemos que un estudio realizado por la FSA (Agencia de Normas Alimentarias del Reino Unido) concluía que el enunciado «puede contener» en las etiquetas alimentarias como advertencia sobre posibles alérgenos se utilizaba a la ligera. Según esta investigación, casi el 50% de las muestras analizadas en las que aparecía el mensaje de precaución, no contenían ningún resto de alérgenos, lo que en opinión de la FSA provoca una restricción de alimentos innecesaria para los consumidores. Ante posibles dudas y para tranquilidad de algunas empresas alimentarias, se opta por incluir en el etiquetado el mensaje de advertencia. La FSA aconsejaba que en vez de utilizar el mensaje de aviso, se revisasen periódicamente la seguridad de los alimentos, las personas alérgicas deben estar protegidas, pero sin restringir opciones alimentarias de forma innecesaria.
En definitiva, la EFSA actualiza la información sobre alérgenos alimentarios haciendo referencia a las alergias alimentarias mediadas inmunológicamente, como por ejemplo la enfermedad celíaca o las reacciones adversas que provocan los sulfitos en los alimentos, pero no a las reacciones adversas como las intolerancias alimentarias. A través de la página oficial de la EFSA, podréis conocer más detalles sobre el dictamen científico realizado a petición de la Autoridad de Seguridad Alimentaria de Irlanda.
Foto | Stacy Spensley