Indicar el origen de los ingredientes en el etiquetado de los alimentos procesados sería poco beneficioso para los consumidores, además sería un problema y una pesadilla logística para los fabricantes, así lo considera la ESA (Asociación Europea de Snacks), organización europea que representa los intereses de proveedores y fabricantes de aperitivos y snacks. El Reglamento FIC (información alimentaria facilitada al consumidor) se aprobó a finales del año 2011 y entrará en vigor el próximo mes de diciembre, su cometido es ofrecer información ampliada sobre los productos a los consumidores para que puedan tomar decisiones informadas a la hora de elegir qué comprar y consumir.
La ESA argumenta que esta información no tiene ningún valor para los consumidores y explica que es prácticamente imposible cumplir las exigencias del etiquetado, sobre todo porque las materias primas con las que se elaboran los snacks no proceden de una única fuente y además dependen de diferentes factores, el principal es la temporada. Por ejemplo, en el caso de las patatas fritas, no se cultiva una sola variedad de patatas que podría ser suministrada durante todo el año a las empresas, dependen de distintas variedades procedentes de muchos países.
Al año se puede cambiar hasta seis veces de tipo u origen de patata, a esto hay que añadir que el suministro lo realizan entre 50 y 70 productores distintos. En este caso hablamos de patatas fritas, un snack en el que no intervienen tantos ingredientes como en otros, por lo que a mayor número de ingredientes, más complicaciones logísticas. Un informe independiente sobre el etiquetado obligatorio del país de origen ha sido presentado en la Comisión Europea para que sea revisado, éste ha sido realizado por un consultor externo apuntando todos los problemas relacionados con la información del etiquetado.
Para este sector es una grave preocupación, la complejidad de la trazabilidad hace que prácticamente sea inviable por los argumentos antes citados. Otro ejemplo, en el caso de las empresas que se dedican a la comercialización de frutos secos y aperitivos que tiene como base las nueces, los procesadores dependen de los envíos que reciben de muchos países, ya que es imposible recibir el suministro de un único país, se apunta que se puede cambiar de proveedor de 60 a 70 veces por año, y lo mismo ocurre con muchos ingredientes.
Un producto cuyos ingredientes tienen distintos orígenes, no resultará nada práctico que estén detallados en la etiqueta alimentaria, además hacerlo encarecería el producto y no tendría ningún impacto en la seguridad alimentaria, se argumenta que vincular el etiquetado de origen con la inocuidad de los alimentos ha sido un error común, así se considera desde este sector. Según leemos aquí, la industria de los snacks considera que es engañoso creer que existe mayor seguridad alimentaria dependiendo de donde procedan los ingredientes de los productos, como alternativa, en su sector proponen que sea de carácter voluntario y el fabricante que quiera y pueda, que especifique el origen de los ingredientes de sus productos.
Podemos pensar que no es un problema, bastaría con implantar un sistema que funcionara de forma similar al GS1 GoScan de Australia, se trata de una aplicación con la que los consumidores pueden acceder a todo tipo de información de un producto a través del smartphone con sólo escanear la etiqueta, por lo que ya no resultaría tan problemática la logística o el espacio existente en las etiquetas alimentarias. Soluciones existen, otra cosa es que interese aplicarlas. Por otro lado, decir que es engañoso asociar el origen de un ingrediente con la seguridad que ofrece no es cierto, como sabemos, algunos países no se rigen por la normativa comunitaria y utilizan productos fitosanitarios, antibióticos y otros componentes prohibidos en la UE, ¿quién garantiza que todas las importaciones que se realizan cumplen con la normativa comunitaria?
Para el sector de los snacks, el etiquetado de origen de los ingredientes alimentarios es un problema y por ello se ha presentado el mencionado informe para que la UE lo considere, no tardaremos mucho en conocer la respuesta de la Comisión Europea.
Foto | RustyClark
1 comentarios
La verdad es que al tener ingredientes de países distintos, el etiquetado debería de ser mucho mas grande y costosa para las empresas, aunque bien lograrían aportar algo de transparencia al consumidor. No creo que se logre esto.