A veces hacemos una receta de magdalenas y con la masa elaborada salen algunas magdalenas más de la docena que caben en el molde rígido que utilizamos para que durante el horneado crezcan a lo alto y no a lo ancho, ya sabéis que la densidad y peso de la masa abre las cápsulas rizadas de papel.
Hay varios trucos de cocina para disponer de un molde rígido para magdalenas complementario, para esa masa que sobra después de rellenar la doce cavidades del molde rígido en el que se introducen las cápsulas de papel, nosotros os vamos a contar el nuestro.
Se trata de utilizar las flaneras, las clásicas flaneras de acero inoxidable que la mayoría tenemos en casa, incluso servirían las desechables de aluminio que muchas personas utilizan actualmente. Todas son lo suficientemente fuertes como para sostener la masa que se va a hornear impidiendo que salgan unas magdalenas bajas y abiertas.
Como os comentábamos, hay otros recipientes que se pueden utilizar con la misma finalidad, como los ramequines (modelos que sean más estrechos que los clásicos) u otros vasitos que sean aptos para el horno, por ejemplo los vasitos de silicona.
Otra idea es utilizar cortapastas o aros de emplatar que tengan un diámetro acorde al de las cápsulas de magdalenas, incluso ciertas tapas de tarros de conserva si tienen un poco de altura, siempre que sean aptas para introducirlas en el horno (hay que asegurarse de esto).
¿Tenéis alguna otra idea para convertir cualquier utensilio de cocina en un molde rígido para magdalenas?, todas las ideas que aportéis pueden ayudarnos en cualquier momento en el que nos encontremos con más masa de magdalenas de la esperada.