Anoche tuvo lugar la gran final de la segunda edición de MasterChef, alzándose como ganadora la mallorquina Vicky Pulgarín, quien se presentó al casting con ilusión de demostrar su talento y pasión por los fogones (tal vez contagiada por una familia dedicada a la cocina), con ganas de aprender de los mejores y como no, de ganar el concurso para poder montar su propio restaurante.
Vicky no ha pasado de forma sigilosa por el talent show de cocina, desde los primeros programas pudimos ver lo que para algunos es rebeldía y para otros es tener seguridad. Es cierto que al principio parecía que no se dejaba enseñar ni aceptaba las críticas, pero no hay duda de que al final ha sido una de las aspirantes que más demostrado su aprendizaje y evolución.
Vicky no ha tenido pelos en la lengua a la hora de dar su opinión sobre la alta cocina, no le gusta, prefiere tomar un buen tomate troceado que hacer con él una esferificación. Pero eso le sucede a la mayoría de personas aunque de vez en cuando apetezca disfrutar de la sorpresa, de la creatividad y del arte de los grandes cocineros. Quizá por eso sorprendió que en la final, una de las técnicas realizadas en uno de los platos de Vicky fuera la esferificación, hizo una esfera de alcaparra que era una explosión de sabor.
También incluyó la flor de ajo que en el programa anterior se le ‘coló’ en un postre, y ante la crítica de los jueces respondió de forma desacertada, pero posteriormente reconoció que sacó su carácter por verse desbordada por la situación, argumentando además que la flor era un detalle mínimo (que no lo es, y menos si se diera el caso en un restaurante de alta cocina), pero la situación fue tan violenta que los jueces no quisieron valorar los platos de la aspirante. No tuvo más repercusión porque realmente no fue más que una confusión y una discusión, y por supuesto, un atractivo o una anécdota para el programa.
En la final Vicky estuvo más tranquila, con la seguridad que siempre ha mostrado a la hora de crear sus platos, o al menos así lo han enseñado las cámaras. El jurado contó con la inestimable participación de Jordi y Joan Roca, postrero y chef del Celler de Can Roca, así que fueron cinco los paladares que sucumbieron al menú elaborado por Vicky y que le alzó con el título de MasterChef España.
El menú de la ganadora de MasterChef se compuso de la Ensalada con vinagreta de mostaza, la Raya asada con mantequilla de tomate y arroz negro de algas, y como postre, Mousse de aguacate con queso quark, pistachos y miel.
El premio para Vicky por ser ganar el concurso ya lo sabéis, 100.000 euros en metálico, la publicación de un libro de recetas y la formación del Grand Diplôme en la escuela Le Cordon Bleu Madrid, valorada en 36.000 euros.
Vicky va a abandonar los cuchillos de la carniceria (su profesión anterior) para tener en su poder y dominio todos los cuchillos necesarios en la cocina, aprende de lo que le apasiona aunque no sea muy receptiva con las críticas, y tiene ángel, tiene un don para la cocina, tal y como declararon en la gran final Jordi y Joan Roca cuando la nueva MasterChef confesó que no le gustaba pesar los ingredientes, y que cocinaba por intuición, algo más complicado en los postres.
Pues no queda más que felicitar a Vicky Pulgarín por un merecido premio, aunque debemos confesar que pensamos que Emil también era un buen candidato. Mateo, el segundo finalista, también merece todas las felicitaciones por llegar donde ha llegado en el concurso, y porque tiene juventud, talento ganas y mucho que ofrecer desde la cocina.
¡Enhorabuena a todos!