Japón es noticia cada vez que se inicia la temporada de determinadas frutas, la razón es la subasta que se realiza y los elevados precios que se pagan por estos productos. Podemos citar como ejemplos el melón Yubari, la variedad de uva Ruby Roman, las sandías Densuke, etc. Evidentemente, a nosotros nos parece una barbaridad que se llegue a pagar hasta 20.000 euros por un melón, o 4.000 por lo que consideraríamos un simple racimo de uvas por muy perfecto y gourmet que sea.
Pero al margen de estas subastas millonarias, la fruta en los establecimientos suele ser cara, con lo que cuesta un kilo de uvas podríamos comprar varios kilos en España. Más de uno se ha preguntado por qué es tan cara la fruta en Japón, en ese país se considera un producto de lujo asociado a la cultura de ofrecer regalos especiales, también gourmets, como por ejemplo el whisky o el té negro. Los regalos no sólo se hacen en ocasiones especiales, forman parte de una tradición de reciprocidad para mostrar agradecimiento que contribuye a construir relaciones y mostrar cortesía. Es muy raro que alguien visite a su amigo con las manos vacías, la cultura del regalo está muy arraigada.
Como decíamos la fruta en Japón es cara, pero las frutas que aparecen en las subastas y por las que se pagan cantidades demasiado elevadas juegan en otra liga, son frutas que deben contar con la condición de impecables en todos sus aspectos, sabor, imagen, tamaño, composición nutricional y cualidades organolépticas, incluso el envasado debe reunir una serie de condiciones estrictas, el resultado es que estas frutas se pueden considerar las mejores que se puedan encontrar en el mundo debido a que cumplen todos los puntos antes destacados. El cultivo requiere una total dedicación de los agricultores, los frutos se cultivan en determinadas áreas que se consideran las óptimas, donde se comprueba el grado de humedad, los nutrientes del suelo, la temperatura y otros parámetros de forma constante.
Cuando una planta ofrece más frutos de lo habitual, éstos se desechan a fin de concentrar en las piezas que se dejan las mejores condiciones de desarrollo, por ejemplo, en una viña se pueden llegar a retirar todos los racimos de uva dejando sólo uno, esto provoca que la producción sea limitada y la ley de la oferta y la demanda haga acto de presencia. En el caso de las sandías Densuke, su valor procede de su rareza y de su calidad, pero también de la limitación que provoca que sólo se comercialicen en la subasta con las condiciones exigidas unas 100 sandías, por tanto, no es de extrañar que se alcancen cifras tan elevadas en las subastas, bueno, lo extraño es que haya mercado para ello, personas con ganas de pagar un precio desorbitado. Se fusiona la cultura del regalo, el valor que se le da a las frutas y la ley de la oferta y la demanda, para dar lugar a piezas de fruta con unos valores que no le daríamos la mayoría de nosotros.
Podemos encontrar tiendas de lujo que se dedican exclusivamente al mundo de las frutas para regalo, una de las más conocidas es Senbikiya, si accedemos a su web podremos comprobar la variedad de frutas y otros productos considerados gourmet que ofrecen. En el buscador que aparece a mano izquierda nos dan la opción de encontrar los productos en varios rangos de precio, nos centramos en los que se comercializan a partir de 110 euros, encontraremos melones, melocotones, cestas variadas de frutas… es un catálogo que varía constantemente y se adapta a la temporada.
Según leemos aquí, parece ser que esta tienda creada en 1834 está implicada en el comienzo de la tradición de regalar frutas, inicialmente comercializaba frutas a precios económicos, en 1867 cambio su línea de trabajo y empezó a trabajar con la fruta de importación a precios más elevados, además se empezó a trabajar con frutas nacionales de alta calidad, poco a poco han creado un imperio de la fruta, siendo el proveedor de fruta de lujo más importante y extendido del país.
Senbikiya ofrece frutas con formas variadas para satisfacer los gustos más dispares, recordemos las sandías cuadradas u otras frutas con forma de pirámide, pentágonos, corazón, etc. Aunque hay que decir que para captar todos los segmentos de consumidores, también ofrecen piezas de frutas a precios más asequibles (pero siguen siendo caras) presentadas en cajas de madera, con lazos de regalo, papel de seda, etc.
En definitiva, el mundo de la venta de fruta en Japón es un negocio basado en la tradición y el valor del regalo, en el que invierten muchos recursos agricultores y comerciantes, cada cierto tiempo aparece una nueva variedad a la que se le atribuyen características específicas y un precio de salida, casi todas terminan cotizándose a precios desorbitados y los más pudientes del país pujan por ellas. Quedan muchas cuestiones en el tintero, hay mucho más que hablar sobre la cultura del la fruta en Japón.
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