Hace unos días nos hacíamos eco de una investigación realizada por el periódico The Guardian, denunciando que muchas empresas alimentarias estaban comercializando pescado y marisco obtenido con mano de obra esclavizada en Tailandia. El artículo y vídeo denunciaban que la esclavitud del marisco la sufren desde hace varios años los tailandeses e inmigrantes que acudieron al país en busca de trabajo, jornadas de 20 horas sin cobrar, torturas e incluso se denuncian asesinatos, un drama del que se han estado haciendo eco algunas organizaciones no gubernamentales desde hace años, además esta situación también se ha reflejado en algunos informes de la ONU, sin embargo, no se había hecho nada al respecto y ninguna empresa había tomado medidas.
A raíz de la investigación publicada en The Guardian, Carrefour anuncia que suspende las compras de marisco a Tailandia, aplica el principio de precaución y hasta que no se aclare el tema, deja de comprar al Grupo Charoen Pokphand Foods (CP Foods), el mayor productor de camarones y gambas del país asiático. El distribuidor francés aseguró que cada año ha estado haciendo una auditoría social de la planta de procesamiento de CP Foods y nunca había detectado ninguna anormalidad, quizá esas auditorías deberían haberse extendido a la flota pesquera y no únicamente a las plantas. En todo caso, se trata de la primera reacción ante el dramático reportaje que muestra que la esclavitud en la cadena de suministros está a la orden del día en Tailandia.
La reacción al reportaje sobre la esclavitud del marisco en Tailandia no se ha hecho esperar, además de Carrefour, otros minoristas europeos van a llevar a cabo las oportunas investigaciones para verificar si realmente, en la cadena de suministros está presente el trabajo esclavo en cualquier etapa de todo el proceso, desde los barcos pesqueros hasta la exportación de los alimentos. Quizá en este caso se debería realizar una investigación exhaustiva por parte de organismos internacionales y no por las cadenas de suministro, de ratificarse la investigación de The Guardian, se deberían tomar medidas contundentes contra CP Foods y contra otras empresas que trabajan con ella. Recordemos que CP Foods compra harina de pescado para alimentar a los camarones en los criaderos, que procede de proveedores que poseen, operan o compran a los barcos de pesca que son tripulados por esclavos.
Carrefour asegura que condena las condiciones laborales a las que están sometidos los trabajadores tailandeses, y por ello toma la decisión de suspender inmediatamente las compras directas o indirectas a la mencionada empresa asiática. Por su parte, CP Foods reconoce que los trabajadores de los barcos son explotados y que tan sólo pueden ser testigos de los problemas sociales y ambientales que están destruyendo el ecosistema de las aguas que rodean Tailandia, o ayudar para impulsar planes de mejoras (esto lo dice ahora, a raíz del reportaje). Según las declaraciones de CP Foods, puede dar la impresión de que quiere mostrar que conocía la explotación de trabajadores, pero no su grado y alcance, algo que resulta un poco difícil de creer.
Carrefour manifiesta su condena y asegura que no concibe que en la producción de productos pesqueros se pueda comercializar con seres humanos, que estos sean retenidos en contra de su voluntad, que no perciban un salario digno, etc. Una vez que ha salido a la luz el escándalo en los medios de comunicación se realizan estas declaraciones, pero hay que tener en cuenta que hace años que se denuncia esta situación, Carrefour y otros distribuidores y empresas ya habían oído hablar del tema, de ello se habían encargado algunas organizaciones no gubernamentales, pero al parecer debieron hacer caso omiso.
La EJF (Enviromental Justice Foundation, Fundación de Justicia Ambiental), una organización sin ánimo de lucro que trabaja para proteger el medio ambiente y defender los derechos humanos, se muestra satisfecha con el anuncio que ha realizado la cadena francesa. Y otras cadenas también se están sumando al rechazo, es el caso de los supermercados belgas Colruyt, han comunicado que van a devolver todas las existencias adquiridas a CP Foods.
Merece la pena tener en cuenta la consideración de EJF, explica que aunque se ha dado un paso correcto, advierte que la empresa tailandesa no debe convertirse en un chivo expiatorio, ya que otras empresas tailandesas más pequeñas también están implicadas en el trabajo esclavo. Esta organización anima a todas las empresas que comercializan marisco tailandés a que tomen medidas similares y realicen auditorías rigurosas e independientes en la cadena de suministro, sin importar quiénes sean los proveedores, es un modo de combatir el esclavismo laboral que se está viviendo en el país asiático.
Seguramente en los próximos días conoceremos nuevas reacciones ante el reportaje de The Guardian, ya veremos si realmente se toman medidas y se elimina la esclavitud del marisco que se vive en Tailandia.
Foto | Pink Sherbet Photography
