Tras el escándalo de las hamburguesas de vacuno con carne de caballo hace algo más de un año, un nuevo escándalo alimentario va a minar la confianza de los consumidores del Reino Unido. Una investigación desarrollada por expertos de la Universidad de Nottingham Trent concluye que se comercializan productos cárnicos mezclados con sangre y despojos, ingredientes que no figuran en las etiquetas alimentarias y por tanto, se deduce que se trata de un nuevo caso de fraude al consumidor.
Los expertos analizaron 57 productos cárnicos comercializados por 10 minoristas, los análisis arrojaron que un 12% (7) contenían despojos que no se habían declarado en la etiqueta alimentaria, concluyen además que un 9% (5) contenían sangre. Hay que aclarar que por el momento no se puede hablar de estudio concluyente, los métodos que se han empleado en la investigación son novedosos, el número de muestras es reducido, no se facilita el nombre de los minoristas y proveedores, y no se sabe a ciencia cierta si las pruebas han arrojado resultados fiables, así lo explica Stephen Rossides, director de la Asociación de Procesadores de Carne del Reino Unido.
El caso es que estos resultados deben preocupar a la industria cárnica, la idea de que se estén añadiendo despojos y sangre a los alimentos cárnicos que en teoría están elaborados a partir de piezas de carne, hará saltar la alarma entre los consumidores. Según los investigadores, en las muestras se encontró una cantidad igual o superior al 1% de despojos no declarados, en algunos productos se encontraron también más de un tipo de despojo, incluidos despojos de pescado. En el caso de los alimentos en los que se detectó sangre no declarada, su nivel era mucho más elevado de lo esperado.
A raíz de esta investigación, el Defra (Departamento de Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales) y la FSA (Agencia de Normas Alimentarias del Reino Unido), han encargado una investigación para verificar los resultados mediante métodos de ensayo validados que en última instancia se podrían utilizar de forma rutinaria para inspeccionar y controlar que no se añaden a los alimentos cárnicos despojos o sangre que no se haya identificado en las etiquetas alimentarias. Parece ser que hasta finales de verano no se darán a conocer los resultados de esta nueva investigación oficial. ¿Tiene sentido que se necesite tanto tiempo?
Hasta que se presenten los resultados de esta nueva investigación, las conclusiones obtenidas por los investigadores de la Universidad de Nottingham Trent se considerarán parte de una evidencia anecdótica que indica que podría existir el mencionado problema. Parece ser que los expertos de la universidad utilizaron proteínas presentes en la carne, en lugar de realizar un análisis del ADN. Pruebas similares han realizado los expertos del Defra para investigar el uso de posibles agentes de unión derivados de la sangre y que no se hubieran declarado, podemos citar como ejemplo el pegamento de carne.
De momento se sigue trabajando para validar la metodología que se ha llevado a cabo en la investigación de la universidad para constatar la venta de productos cárnicos mezclados con sangre y despojos, de ser efectiva, sería una buena herramienta para ayudar a las empresas en la identificación de problemas de autenticidad. En definitiva y como ya hemos indicado, la voz de alarma ha saltado, ya veremos si esta información que debe ser confirmada pasa factura a la industria cárnica del país. Podéis conocer todos los detalles a través de este artículo publicado en The Grocer.
Foto | Bob Peters