La mantequilla es un ingrediente que por los tratamientos a los que se somete hoy en día en su fabricación, no es tan perecedera como la mantequilla natural, la que tomaban nuestros padres o abuelos. Aún así, es fácil que en muchas cocinas una barra de mantequilla estándar tarde en gastarse varios meses, entonces se puede estropear. Aunque la mantequilla es un alimento bastante resistente a la contaminación bacteriana, lo que permite que pueda estar a temperatura ambiente varios días sin estropearse, como ya os comentamos, la tendencia que tiene es a ponerse rancia.
Como sucede con todas las grasas, la mantequilla si está expuesta al aire y a la luz, además de absorber olores, se enrancia. Por eso siempre se recomienda guardarla en un recipiente específico y en el frigorífico. Pero para una mayor conservación, se puede congelar la mantequilla.
Si la mantequilla se gasta en pequeñas proporciones, lo ideal es dividir la barra de mantequilla en pequeñas porciones antes de congelarla. Éstas se pueden envolver en film transparente e introducir en una bolsa para que ocupen poco espacio, aunque para que conserven la forma es preferible colocar las porciones de mantequilla sobre una bandeja, una vez congeladas ya se pueden introducir en una bolsa, como hacemos cuando congelamos masa de galletas.
Seguramente muchos de vosotros ya sabíais que la mantequilla se puede congelar para prolongar su conservación. Aquí lo habíamos comentado en varias ocasiones al preparar algunas recetas de mantequilla compuesta, como la mantequilla de ajo, la mantequilla de fresa (aunque ésta dura poco cuando la elaboramos)…
Para utilizar una mantequilla que está congelada, en principio habrá que sacarla un rato antes del congelador para que se descongele. Pero también hay trucos para poder utilizar la mantequilla aunque se nos haya olvidado sacarla del congelador, igual que cuando tenemos que utilizar una mantequilla ablandada, la solución más práctica es rallar la mantequilla, así se descongela en unos instantes y se puede utilizar tanto para untar sobre una tostada como para hacer una masa de bizcocho o para una tarta.