Un nuevo estudio desarrollado por investigadores estadounidenses y australianos pone de manifiesto que los cerdos alimentados con transgénicos tienen más problemas de salud, concretamente sufren una tasa más alta de inflamación estomacal y desarrollan (en el caso de las hembras) úteros más pesados. Como sabemos, se ha repetido en varias ocasiones que los alimentos modificados genéticamente son equivalentes a los alimentos tradicionales, es decir, son similares en imagen, peso y contenido nutricional, entonces ¿por qué afecta una alimentación transgénica de este modo?, ¿podría ser un indicio de cómo nos puede afectar este tipo de alimentos a los seres humanos?
Por los resultados obtenidos se podría decir que no se cumple al 100% el principio de equivalencia sustancial, la inclusión de material genético en el trigo, la soja o cualquier otro producto, forzosamente hace que sea un producto que aunque parecido, es distinto al original. Según los investigadores, a raíz de los resultados obtenidos consideran que es un problema que merece un estudio mucho más exhaustivo y esclarecedor, en cambio, otros especialistas consideran que se trata de un estudio alarmista asociado a la denominada «ciencia basura». Pero lo mejor es conocer más detalles sobre el estudio para poder empezar a valorar.
Los investigadores trabajaron con un grupo de 168 cerdos de destete, lechones que fueron separados de las madres para que empezaran a alimentarse por sí mismos y a los que se les realizó un seguimiento durante 22’7 semanas. Se formaron dos grupos de animales, la mitad de los cerdos (84) comieron una dieta compuesta por maíz y soja transgénica, la otra mitad recibieron una dieta basada en los cultivos convencionales, maíz y soja sin modificaciones genéticas. Los expertos explican que realizaron comparativas en base a 20 parámetros distintos, el aumento de peso, las posibles anomalías en los riñones, aparición de úlceras de estómago, peso del útero, etc. Los investigadores detectaron que los cerdos alimentados con transgénicos tenían una tasa más elevada de inflamación del estómago considerada grave y en un 25% de las hembras el peso del útero era mucho mayor y no se correspondía con el peso corporal.
A los cerdos se les practicó una autopsia ciega, los investigadores no sabían si el animal que estaban examinando pertenecía a uno u otro grupo de los animales del estudio. Se determinó que la inflamación del estómago variaba en los animales, pero lo más preocupante era que 23 cerdos del grupo alimentado con semillas transgénicas tenían el estómago severamente inflamado, en el grupo de los ejemplares alimentados con productos tradicionales se detectaron sólo 9 animales que tenían este problema. Los expertos explican que tanto la soja como el maíz transgénico utilizados en la alimentación eran similares a las variedades de trigo y soja tradicionales, cumplían el principio de equivalencia sustancial. Los investigadores tuvieron que comprar la alimentación transgénica a los distribuidores de venta al por menor, por cuestiones de patente no pudieron cultivar y producir la alimentación que se destinaría a los cerdos, quizá esto hubiera sido lo más correcto y fiable en el desarrollo del estudio, con ello se tendría la certeza de que las semillas no habrían sufrido algún tipo de alteración que hubiera provocado los problemas citados.
Por otro lado se apunta el cambio de composición de los alimentos, por ejemplo, en el caso de la soja, el rango de fitoestrógenos, compuestos químicos presentes en los vegetales puede variar significativamente de un cultivo a otro. Pero los investigadores no tuvieron más remedio que recurrir a la compra de alimentos transgénicos debido a las trabas planteadas, consideran que es un obstáculo casi inexpugnable el no poder producir los alimentos transgénicos oportunos para poder realizar correctamente el estudio, por lo que se podría decir que en cierto modo pierde calidad. Explican que cualquier persona que compre semillas transgénicas está obligada a firmar un acuerdo de gestión tecnológica, es decir, está prohibido llevar a cabo investigaciones con estas semillas sin la autorización expresa de los titulares de las patentes biotecnológicas, de lo contrario, ya sean científicos o agricultores, se enfrentarían a una demanda.
Una observación que hacen los investigadores y que merece la pena destacar, ¿os imagináis que en la investigación del tabaco, las tabacaleras hubieran tenido la última palabra tal y como ocurre con las compañías biotecnológicas?, si realmente los alimentos transgénicos son tan seguros e inocuos, ¿por qué poner trabas a las investigaciones que se quieren desarrollar? Las respuestas podrían favorecer a los alimentos modificados genéticamente, aunque quizá teman lo contrario y por ello no permitan las investigaciones independientes. Hace 4 años un grupo de investigadores del sector público escribió a la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos quejándose de las restricciones que habían impuesto los titulares de las patentes de semillas transgénicas, algo lógico, ya que sin los estudios oportunos no se pueden contestar muchas de las preguntas que se formulan en torno a estos alimentos.
El caso es que el estudio se debe coger con pinzas porque los resultados pueden estar sujetos a una casualidad, aunque la verdad, sería mucha casualidad que precisamente el grupo de cerdos alimentados con alimentos modificados genéticamente tuviera dos parámetros destacables, mayor peso del útero y un índice más elevado de inflamación de estómago. Como ocurre en este tipo de estudios, un sector de la comunidad científica ha apoyado y elogiado los resultados, tanto por el número de ejemplares que participaron en el estudio, como por su duración y por utilizar un entorno similar al habitual en las granjas de producción industrial. Otros investigadores plantean cuestiones relativas a la calidad de la atención recibida por los cerdos, la razón es que el 60% de los animales en ambos grupos presentaban problemas estomacales y casi el 60% sufrió neumonía, es decir, un indicador de una crianza pésima.
Por su parte, los responsables del estudio apuntan otras diferencias curiosas y aluden al comportamiento de los animales, los cerdos alimentados con grano tradicional eran más dóciles, mientras que los cerdos alimentados con grano modificado genéticamente eran más agresivos e irritables, esta es una observación que quizá en este estudio no tiene mucho sentido citar, pero merece la pena tenerlo en cuenta para posteriores investigaciones.
De este estudio del que se hace eco Food Safety News, lo que realmente se saca en claro es la imposibilidad de realizar una investigación correcta por las complicaciones de las patentes biotecnológicas, los investigadores apuntan que estos resultados preliminares invitan a estudiar la relación entre los granos transgénicos, el aumento de peso uterino y la inflamación del estómago, pero para ello es necesario que las restricciones se relajen, de lo contrario no podrá prosperar un estudio de estas características. Los resultados obtenidos son indicios de que algo no funciona correctamente, pero es necesario controlar la comida que se utiliza para poder ratificarlos, seguramente se intentarán realizar nuevos trabajos en torno a este tema.
Si la alimentación con transgénicos influye en los animales y les provoca problemas, es factible pensar que lo mismo podría ocurrir con los seres humanos. Esta investigación nos recuerda a la realizada por investigadores de la Universidad de Almería sobre los efectos de la alimentación con transgénicos en el pescado. A través de este enlace (Pdf) podréis acceder al estudio completo.
Foto | USDAgov
6 comentarios
Un estudio que no plantea una hipótesis inicial no puede considerarse un buen estudio. Como tampoco es bueno el título de esta entrada dando por sentado tal afirmación cuando luego incluso se cuestiona más adelante. El tema de los transgénicos es un tema bastante espinoso y donde hay muchas influencias en ambas partes (ecologistas-empresas biotecnológicas). Decantarse por uno de los dos lados no creo que sea una buena opción, hay que ser prudente y analizar con rigurosidad científica y este estudio, como otros sobre este tema que se han publicado aquí, no llega a la rigurosidad necesaria para ser considerado un estudio importante y mucho menos implica causalidad.
Recomiendo más rigurosidad al respecto y menos «amarillismo» para que se nutra la entrada de visitas.
GDPando, la hipótesis inicial está planteada, te recomendamos acceder al enlace donde apunta al estudio completo, el título no da por sentada la afirmación, de lo contrario no se cuestionaría más adelante, es una incoherencia. El estudio es válido, los propios investigadores apuntan las trabas a las que se enfrentan, las patentes son las causantes de que sus datos no puedan tener más peso, con respecto a la rigurosidad, te sugerimos la recomendación anterior, el enlace al estudio completo. Amarillismo…. no es una artículo sensacionalista dado que se plantean los resultados y sus complicaciones, además los interrogantes ayudan a ello.
Saludos.
Por supuesto que antes de haber escrito el comentario me he leído el estudio, sigo afirmando que la hipótesis inicial no existe. Se han dedicado a alimentar cerdos con GMO y no GMO y luego analizar muchos parámetros a ver si en alguno sonaba la campana. Dudo que el artículo entrara en alguna revista de cierta calidad con los datos presentados de la misma manera, pero eso ya son otras cosas.
Me parece muy bien que hayáis puesto los signos de interrogación a este artículo que antes no estaban, es un avance.
Como muy bien me recomiendas también me había leído el artículo en Food Safety News y creo que está tratado de una manera mucho más objetiva que la que aquí se ha tratado.
Simplemente remarcar que crear alarmismo por un estudio que ni siquiera tiene el suficiente soporte científico (los mismos autores así lo aseveran) pues no creo que sea una buena manera de abordar este espinoso tema.
El tema de patentes es otra cosa y me parece muy bien que se hable de él y se denuncie, pero mezclar un estudio científico con política la verdad que no lo veo.
Saludos
No se habla de política, sólo de los impedimentos generados por las patentes y la reglamentación de las correspondientes agencias, no se crea alarmismo, cada uno interpreta lo que quiere, los signos de interrogación se han puesto prácticamente al momento, falló la edición de la url, además los interrogantes tenían sentido ya que en el mismo texto se plantean las dudas y cuestiones, por lo que tampoco se puede considerar amarillista. Si has leído el estudio, entonces sorprenden tus palabras, si estás a favor de los transgénicos y los defiendes, respetamos tu opinión, pero no pretendas hacer creer que investigadores cualificados analizan por analizar parámetros para ver si dan algún campanazo. En fin, tú sigues afirmando y nosotros también, por tanto, damos por concluida la conversación ya que no va a llegar a ningún puerto.
Gracias por tus comentarios.
Simplemente he hecho mi apunte porque he trabajado como investigador y se de buenas tintas cómo funciona.Hay investigadores buenos y malos como en todas profesiones, y no se si el estudio en su origen tuvo una hipótesis de partida, pero en el artículo presentado no se aprecia alguna. ¿dónde postulan basándose en bibliografía que los gmo afectan al estómago o al útero?
Patentes y reglamentación que yo sepa es política, pero vamos que no quiero hacer una montaña de un grano de arena. Y parece que enriquecer el post con opiniones encontradas no es lo que se lleva aquí, así que un saludo.
Según hemos leído en el texto de la investigación, el estudio se respalda en otras investigaciones similares en las que se emplearon ratas de laboratorio (Brasil año 2009) y que tras una alimentación con transgénicos aumentó hasta un 59% la densidad del endometrio uterino. Se pretende demostrar que las proteínas contenidas en los GM que actúan como insecticida contra plagas como el taladro, pueden dañar el tracto intestinal de quienes ingieren el alimento a pesar de que las compañías biotecnológicas indiquen lo contrario, los autores apuntan varias referencias al respecto. Creemos que si tiene base y sentido proceder a realizar un trabajo que esclarezca si puede afectar este tipo de alimentación a los animales.
Anteriormente el profesor en biología molecular Marc Van Montagu determinaba que una alimentación exclusiva con productos transgénicos parecía ser la causa de una grave enfermedad sufrida por las vacas de un granjero alemán. Otros investigadores como Hartwing Bostedt, especialista veterinario de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Leipzig, estaba convencido de la relación existente entre la alimentación transgénica recibida por las vacas y la enfermedad que sufrieron. Pero lo mejor es ver el vídeo que habla de este tema:
https://www.gastronomiaycia.com/2009/02/09/la-guerra-de-los-cultivos-transgenicos-ii/
En nuestra opinión hay muchos estudios que apuntan a problemas similares con la alimentación exclusiva con productos modificados genéticamente, aunque no se había realizado con cerdos hasta el momento. En fin, como ya explicábamos en el post, esperamos que se realicen nuevos estudios que cumplan escrupulosamente los procedimientos y metodología para poder aclarar el tema.
Gracias por tus apuntes.