Las iniciativas para conseguir un etiquetado de los alimentos modificados genéticamente en Estados Unidos se suceden, pero tal y como se proponen, se desestiman. El mes pasado nos hacíamos eco del Proyecto de Ley SB 18 en Nuevo México, proyecto que pretendía la modificación de la Ley de Alimentos de este estado para que se etiquetaran los piensos y alimentos transgénicos, concretamente todos aquellos productos que en su composición tuvieran más de un 1% de ingredientes modificados genéticamente. Pues bien, ya podemos hablar de una nueva derrota del etiquetado transgénico en Estados Unidos.
Al parecer, se ha producido un giro inesperado en los acontecimientos, tras la presentación del Proyecto de Ley en la 51ª Asamblea Legislativa del Estado, la semana pasada se debatió en el senado y parecía que saldría adelante, sin embargo, en la votación que se ha realizado se ha obtenido una mayoría en contra del etiquetado de alimentos modificados genéticamente, el proyecto se ha desestimado y no se debatirá más sobre el tema, ni se planteará una consulta popular. El senador Peter Wirth, responsable de la propuesta del Proyecto de Ley SB 18, considera que se ha llegado a un callejón sin salida de una forma incomprensible, la modificación de la ley alimentaria no se realizará pero asegura que muchos ciudadanos del estado quieren y merecen transparencia, los alimentos deben ser identificados para que cada consumidor decida con conocimiento, manifiesta que se trata de un derecho y aunque Nuevo México no va a etiquetar alimentos transgénicos, el debate continuará a nivel estatal y nacional.
Como sabemos, otras iniciativas están en marcha y persiguen lo mismo, se puede citar por ejemplo una campaña similar que se está llevando a cabo en Oregón, o la iniciativa 522 de Washington cuya propuesta es similar a la fracasada Proposición 37 de California. En el caso de la Iniciativa 522, se han logrado recoger las firmas necesarias para poder solicitar una reglamentación que identificara los alimentos modificados genéticamente. Precisamente la semana pasada terminó la revisión de esta reglamentación y se ha certificado para que se pueda incluir en las elecciones del próximo mes de noviembre y si procede, trasladarla a la legislatura.
Sorprende saber que las encuestas determinan que un 91% de los estadounidenses apoyan el etiquetado transgénico, sin embargo de momento ya se han desestimado en dos estados las modificaciones de la ley alimentaria. Al principio en California parecía muy clara la victoria de la Proposición 37 o Derecho a Saber de los Alimentos, pero la votación no fue favorable, el 53’7% de los californianos votaron en contra y eso que las encuestas iniciales daban la victoria a una legislación transparente e informativa sobre los alimentos transgénicos.
No se etiquetarán los alimentos transgénicos en Nuevo México y con ello se contabiliza una nueva derrota del etiquetado de alimentos transgénicos, pero la Iniciativa 522 sigue viva y para muchos es una esperanza, recordemos que si saliera adelante sentaría precedentes para aplicar una legislación similar a nivel nacional. La industria alimentaria del país cree que este etiquetado no ofrece a los consumidores información útil, se apoyan en el principio de equivalencia, es decir, un alimento transgénico cuya equivalencia en peso, imagen y contenido nutricional es similar a la de un alimento tradicional, es totalmente seguro.
Resulta lamentable que en el caso de Nuevo México no se haya defendido el derecho de los consumidores para que puedan acceder a la información oportuna, pero varias organizaciones, consumidores y políticos que respaldan esta medida, creen que por el momento simplemente se ha frenado, antes o después deberá instaurarse el etiquetado de los alimentos modificados genéticamente y es algo inevitable, la transparencia y la verdad de los alimentos no puede ocultarse indefinidamente, por ello se va a seguir trabajando por el Derecho a Saber.
Dos intentos para modificar la ley alimentaria han fracasado, a pesar del optimismo generado con la Iniciativa 522 y de los cambios que se han realizado para que no ocurra lo mismo que con la Proposición 37, es fácil pensar que en este caso la reglamentación tampoco saldrá adelante, la industria alimentaria ya realizó fuertes inversiones en una campaña paralela en contra del etiquetado en California, y lo mismo hace en Washington. Podéis conocer más detalles de lo sucedido en Nuevo México a través de la página web de Food & Water.