Es posible que se apruebe la producción de alimentos transgénicos en el Reino Unido, los líderes políticos están de acuerdo en introducirlos y sus argumentos son los que habitualmente se suelen dar, beneficios ambientales al tener que reducir el uso de productos fitosanitarios, la necesidad de abrazar la tecnología y no perder competitividad en los mercados, o la seguridad que ofrecen estos alimentos según las evaluaciones que se han realizado. Owen Paterson, Ministro de Medio Ambiente, Alimentación y Desarrollo Rural, declara que oponerse a los alimentos modificados genéticamente es una tontería, declaraciones que por supuesto ya han levantado ampollas entre quienes están en contra del cultivo de transgénicos.
Por lo visto se prepara un proyecto cuya finalidad es dar vía libre a los alimentos transgénicos en el Reino Unido, se apuesta por esta tecnología para aumentar el rendimiento de los cultivos y evitar los problemas asociados a plagas y enfermedades, el ministro asegura que es esencial dar este paso para poder garantizar la seguridad alimentaria en el Reino Unido en un futuro, así como evitar tener que depender de las producciones de otros países. Al ministro le importan poco las opiniones y críticas que puedan surgir por sus declaraciones, tacha a quienes están en contra de los alimentos modificados genéticamente de farsantes, asegura que hay que relajar la política en materia de transgénicos ahora más que nunca, ya que se trata de una necesidad.
Como sabemos, la otra cara de la moneda está representada por los opositores a la introducción de estos alimentos y sus argumentos son los daños que pueden provocar al medio ambiente y los efectos perjudiciales que pueden causar en la salud humana a largo plazo. Hasta la fecha se realizaban pequeños ensayos pero el uso generalizado estaba prohibido, esto parece que podría cambiar a pesar de la oposición que existe. En el artículo del periódico The Telegraph nos explican que algunos de los productos transgénicos proceden de la importación de alimentos, pero son alimentos que muchos supermercados vetan por el contenido en material modificado genéticamente, ya que causan inquietud entre los consumidores, y evidentemente no quieren perder ventas.
El ministro argumenta que actualmente se cultivan millones de hectáreas de alimentos transgénicos, al respecto sería interesante retomar la lectura del post Mil millones de hectáreas destinadas a los alimentos transgénicos, no son datos actuales pero nos ayudan a hacernos una idea de los países que más producen y cómo están repartidas. Además indica que no hay ni una sola pieza de carne en el Reino Unido que proceda de un animal que no haya comido alimentos transgénicos, es decir, está restando valor e ignorando a quienes trabajan en un marco ecológico (que no son pocos). Es por tanto coherente el enfado de muchas organizaciones, productores y algunos consumidores, algunos activistas declaran que el ministro obvia que en realidad estos alimentos son los que han provocado la crisis alimentaria mundial a la que actualmente nos enfrentamos, aumentan causas como el monocultivo, la producción industrial, etc.
Los activistas declaran que el Gobierno del Reino Unido debe centrarse en financiar sistemas más simples y eficaces, soluciones agrícolas que ofrecen beneficios reales a los consumidores, los agricultores y el medio ambiente, que se debe dejar de juegos de azar aludiendo a los alimentos transgénicos. Parece que todo sea una sucesión de hechos que se han ido preparando para forzar la importación o el cultivo de estos alimentos en el país, recordemos por ejemplo las declaraciones de Wm Morrison Supermarkets plc, una de las cadenas de supermercados más importantes del Reino Unido, sus representantes explicaban que el precio de los alimentos podría subir si se rechazan los transgénicos, por ello decidieron relajar su política en materia de alimentos modificados genéticamente.
Posteriormente Ulrick & Short, compañía responsable de proveer a la industria alimentaria con fibras, almidón, proteínas y harinas de maíz, trigo, etc., argumentaba que cada vez era más difícil encontrar materias primas tradicionales y la razón era que las materias primas transgénicas estaban en plena expansión. Aunque aseguraba que mantendría su política de abastecimiento de materias tradicionales libres de transgénicos, advertía que la carencia de estos productos provocaba la subida de precios de los alimentos, de nuevo y con la boca pequeña se atacaba al bolsillo del consumidor.
Se ha intentado en varias ocasiones la introducción de alimentos modificados genéticamente, primero el ex primer Ministro Tony Blair lo intentó en la década de los 90, pero ante la oposición pública y las campañas en contra, retiró y aparcó el tema. Ahora ante los hechos relatados y unas encuestas que determinan que la población británica ya no es tan hostil con este tipo de tecnologías alimentarias, el Gobierno vuelve a la carga con sus planteamientos. El Ministro de Medio Ambiente cree que se encuentran en un momento dulce e ideal para que se respalde el cultivo y producción de alimentos modificados genéticamente.
Ante la noticia de una posible relajación de la legislación del Reino Unido en materia de transgénicos, posiblemente en los próximos días conoceremos reacciones y acciones más contundentes contra las declaraciones realizadas por el ministro y contra cualquier iniciativa que promueva la aceptación de este tipo de alimentos.
Foto | The Webhamster
1 comentarios
Aquí hay algo que se me escapa. Si los productores de semillas de transgénicos, suelen ser los mismos que nos provienen de los insecticidas, porqué argumentan que el uso de estas semillas ahorra gastos en combatir las plagas?
Van a vender menos insecticidas, en contra de su negocio?
No sería normal.
A mi me parece que lo que en realidad se pretende, en base a anunciar una mejora en las producciones y que seguramente es así, es la implantación de un tipo de semilla monopolizada por unas empresas cuyo único fin es sacarle rentabilidad.
Es un planteamiento piramidal para introducir unas semillas y desplazar otras, con lo cual llegará un momento en que no tendremos posibilidades de elección.
Parece un planteamiento demasiado simple. Pero es real y de hecho ya ha ocurrido en otros campos. No es nuevo.