Algunas frutas de invierno tienen los días contados, la primavera va a dar paso a un amplio surtido de frutas que van a llenar de color y sabor nuestra cocina, nuestros platos. No hay duda de que consumir los productos de temporada es la mejor opción por muchos motivos, pero no por ello vamos a descartar el preparar algunas frutas de invierno para poder disfrutarlas durante todo el año, y empezamos con ello explicando cómo hacer naranja deshidratada.
Precisamente iniciamos la conservación de frutas con la naranja sanguina porque es un cítrico que no hemos encontrado todos los años, y ahora, todavía tenemos la posibilidad de consumirlo y de realizarle los tratamientos necesarios para poder conservarlo durante meses. Los alimentos deshidratados, el ser despojados de su agua, ven ampliada su vida útil, es un proceso que se ha realizado durante siglos, y se sigue realizando aunque las nuevas tecnologías nos dan la posibilidad de liofilizar, pero no hasta ahora en la cocina doméstica.
La naranja sanguina deshidratada es un ejemplo de cómo podemos deshidratar otro tipo de alimentos, aunque tengan un elevado contenido en agua, el calor suave y prolongado logra que el agua pase del estado líquido al gaseoso. El tiempo que, en este caso las naranjas, necesitan para perder toda su agua, dependerá principalmente de las características de la fruta y del grosor de las rodajas que cortemos.
En las imágenes podéis ver que cortamos rodajas finas, que al perder agua aún se hacen más delgadas, la pulpa parece un cristal, no sólo es un alimento de larga duración y concentrado sabor, además es ideal como motivo decorativo en los platos.
De entre los distintos procesos que se pueden emplear para deshidratar alimentos, utilizamos el horno, nuestro horno tiene una función de desecado de alimentos, aunque en esta ocasión utilizamos el programa de Calor 3D para ver cómo respondía la fruta, en tres horas tuvimos las naranjas deshidratadas. Pero veamos el proceso por pasos.
Para deshidratar naranjas, limones, mandarinas… como vamos a conservar su piel conviene lavarlas muy bien antes de cortarlas, y si es posible que procedan de cultivo ecológico. Una vez bien limpias y secas, cortar finas rodajas, tan finas como deseemos o como podamos.
Colocar una o dos bandejas de horno (según la cantidad de fruta que se vaya a deshidratar) en la mesa de trabajo y las cubrimos con papel vegetal, colocamos las rodajas de naranja extendidas, en una sola capa, con una separación mínima entre ellas pero que no se monten unas en otras.
Introducir la bandeja en el horno, en el programa para deshidratar o con calor arriba y abajo a 85º C. Pasada una hora, dar la vuelta a todas las rodajas de naranja, dejar otra hora más y pasarlas a una rejilla (pues el papel puede quedar húmedo y dificultar la deshidratación). Volver a introducir en el horno y proseguir con el deshidratado hasta que la naranja esté seca y crujiente, quizá una o dos horas más, según el grosor y el horno.
Es importante que estén bien secas para garantizar su conservación, las naranjas deshidratadas se podrán conservar en un tarro bien cerrado, aislado de la humedad, durante meses. Podremos darle distintos usos en postres y platos salados, podremos rehidratarla con agua, zumo o licor, añadirla a un guiso, hacer polvo de naranja para condimentar platos… seguro que tenéis muchas ideas que os den motivos para hacer naranja deshidratada.
1 comentarios
Buenísimo artículo y muy interesante, el otro día comiendo en un restaurante, nos pusieron una ensalada que llevaba una rodajas de tomate deshidratadas y quedaban muy bien y estaban muy buenas. Supongo que para el tomate o cualquier hortaliza el proceso es el mismo ¿no?