En varias ocasiones hemos hablado de la irradiación en los alimentos, técnica basada en la aplicación de radiaciones ionizantes con rayos X, rayos ultravioleta o rayos gamma durante un determinado plazo de tiempo para eliminar todo tipo de bacterias como la salmonella o la Escherichia coli O157: H7, una de las bacterias más importantes que se asocian a las infecciones alimentarias en seres humanos. Esta bacteria produce la toxina Shiga causante del Síndrome Urémico Hemolítico, enfermedad de carácter infeccioso y contagioso que provoca, entre otros problemas, trombocitopenia, insuficiencia renal, anemia hemolítica, etc.
Dado que se ha constatado que no existe ningún riesgo al utilizar este sistema y que son muchas las instituciones científicas las que apuestan por esta tecnología para mejorar la seguridad alimentaria, sería cuestión de plantearse su introducción a gran escala y más ante el creciente número de casos de infecciones alimentarias causadas por esta bacteria en diferentes países del mundo. Hasta la fecha, la irradiación ha sido aprobada en más de 40 países y se contemplan productos distintos que pueden ser irradiados, carnes, frutas, cereales, verduras, etc., pero no es suficiente, los brotes infecciosos se suceden a pesar de contar con una posible solución. Uno de los problemas a los que se enfrenta este sistema para mejorar la calidad alimentaria es la falta de información que se ha proporcionado a los consumidores, ante la palabra irradiación aparece la desconfianza y está se asocia a la reducción de la venta de alimentos (los irradiados), esto provoca que los productores prefieran no utilizar el proceso de irradiación en los alimentos.
La irradiación está apoyada por una buena parte de la comunidad científica, los consumidores muestran desconfianza hacia los alimentos que han sido irradiados y les cuesta creer que gracias a la irradiación se mejora la calidad y la salubridad de los productos alimenticios, asocian esta técnica a procesos nucleares, precios más elevados, etc. Como decíamos, la irradiación con las radiaciones mencionadas destruye el ADN celular de las bacterias y no existe ninguna evidencia científica que muestre efectos secundarios, pérdida de sabor en los alimentos, problemas de salud en los seres humanos, etc. El mayor obstáculo de la irradiación es la poca información del proceso que se ha dado a los consumidores, se desconoce la tecnología, el grado de seguridad alimentaria que ofrece, los costes y tiempo del proceso, etc.
De todos modos hay que puntualizar que no se trata de un proceso milagroso que sanitice indefinidamente los alimentos, al margen de la técnica, con un alimento irradiado se deben mantener las mismas pautas higiénicas que utilizamos, como por ejemplo lavar las verduras irradiadas antes de su consumo. La irradiación puede reducir significativamente las infecciones alimentarias y además contribuir a reducir las pérdidas anuales de alimentos que han sido contaminados por bacterias o por degradación, hay que recordar que los organismos internacionales certifican y avalan la irradiación como uno de los métodos empleados más seguros e inofensivo, al respecto recomendamos leer el post La EFSA respalda la irradiación de los alimentos.
¿Hay que aceptar la irradiación en los alimentos?, siempre y cuando se informe debidamente a los consumidores sobre el proceso y se etiqueten los alimentos irradiados, algo que no se cumple. En nuestro país por ejemplo, se importan muchos alimentos que han sido irradiados y que se comercializan sin etiquetas que lo indiquen, la razón como hemos dicho, es el miedo a que los alimentos no se comercialicen por la percepción de los consumidores. Según la legislación actual nacional y europea, es obligatorio que los alimentos irradiados sean identificados con una etiqueta indicando el proceso que han sufrido, algo que no se aplica y que, a pesar de ser un sistema beneficioso, incurre en la ilegalidad, de ello hablábamos en el post Alimentos irradiados en España.
En Food Safety News podemos leer la opinión de Joseph Sebranek, profesor de la Universidad del Estado de Iowa, por un lado el experto indica que serían muchos más los consumidores que se decantaran por los alimentos irradiados si el proceso y sus resultados fueran explicados y comprendidos. Según el profesor, otro de los problemas a los que se enfrentan (en el caso de Estados Unidos) es que los consumidores consideran que los alimentos ya son muy seguros y que quizá por ello, no ven necesario otro proceso para mejorar la seguridad alimentaria, en conclusión, las campañas informativas no terminan de ser tan eficaces como debieran.
La irradiación o pasteurización fría se realiza al final de la cadena de producción, cuando los alimentos están prácticamente listos para enviar a los centros de distribución, con el sistema se logra garantizar la eliminación de un 99’99% de los microorganismos destruyendo el ADN celular y sin alterar las cualidades de los alimentos, siempre que se utilice la dosis de radiación recomendada. El profesor indica que si se hubiera utilizado este proceso, los brotes infecciosos de E. coli producidos en Europa y concretamente en Alemania a causa de unos germinados, no se habrían producido, tampoco se habrían producido otro tipo de alertas alimentarias con productos frescos.
La irradiación de los alimentos se considera una última línea defensiva efectiva, aunque hay quien está en contra de la irradiación indicando que en vez de utilizar este proceso, sería preferible que los productores mejoraran las pautas higiénicas en su manipulación. Otra cuestión argumentada es que el proceso serviría para que estas pautas se redujeran, no prestando atención ante la “milagrosa” técnica de la irradiación, los productores reducirían aún más el coste de producción.
Por su parte las empresas que se encargan de irradiar alimentos aseguran que los productos que reciben deben seguir escrupulosamente las normas sanitarias, si reciben alimentos que no cumplen los criterios sanitarios estipulados no los irradian. Ahora recordamos el caso de la carne contaminada en Estados Unidos, hasta un 25% de los diferentes tipos de carne que se comercializan en cinco ciudades de ese país estaban contaminadas con Staphylococcus aureus o estafilococo áureo, microorganismos que desarrollaron resistencia a los antibióticos, este problema sería inexistente si se hubiera aplicado la irradiación en la carne.
En fin, son muchas las cuestiones a tratar y no hay suficiente transparencia ni información, elementos fundamentales para que los consumidores acepten la irradiación alimentaria. ¿Qué opinas sobre la irradiación alimentaria?.
Foto 2 | Andy Fell
4 comentarios
Con la irradacion hay que convivir con ella, todo en la vida tiene un lado bueno y otro positivo
perdón quería decir que todo en la vida tiene un lado malo y otro positivo
el mayor problema es el nivel de incultura científica de la población. yo soy científico y cocinero. trabajo en una cocina que se basa en la utilización de producto procedente del caserío,y eso nos exige un trato muy escrupuloso de la materia prima, sobre todo de la que no va a tener un tratamiento térmico de mas de 65°c. la irradiación en estos casos es un seguro. sobre los productos de uso crudo es una garantía que evita problemas como los de los pepinos y no tiene repercusión alguna. es mucho mas peligroso respirar el aire de la ciudad.
Las tecnologías de la industria de los alimentos están en continuo avance diario, si ya lo aceptaron 40 países no debe haber sido por un simple consenso sino que estudios, trabajos e investigaciones echos por ellos los hizo llegar a esa decisión.