Fraude del aceite de oliva en Estados Unidos

Un informe realizado hace unos meses por UC Davis (Universidad de California, Estados Unidos) mostraba que el fraude del aceite de oliva en Estados Unidos está a la orden del día. Hasta el 69% de los aceites de importación elegidos al azar y catalogados como aceites de oliva virgen extra, no cumplían las normativas internacionales de etiquetado y además se detectaron otras irregularidades como calidades deficientes, aceites adulterados con aceite refinado obtenido del aceite lampante, moho, oxidación, o sabor rancio entre otros.

Para los responsables de la investigación, el fraude del aceite de oliva en Estados Unidos es evidente, por ello no es de extrañar que se cursara una demanda a los distribuidores de aceite de oliva y a los minoristas, demanda que han interpuesto un grupo de chefs estadounidenses en base al citado estudio. Se solicitan daños y perjuicios, y además el reembolso de los beneficios que se han obtenido con la comercialización del aceite de oliva con la etiqueta “aceite de oliva virgen extra”, siendo aceites que no reúnen los requisitos para portar esa calificación.

La demanda se interpuso de forma colectiva y están implicadas marcas como Filippo Berio, Bertolli y Carapelli (ambas del grupo SOS), Star (Borges), Colavita, Mezzetta, Pompeya (Familia Moreno), Rachael Ray, Mazolla y Select de Safeway. Además se nombra a 10 grandes cadenas de supermercados y distribuidoras como responsables de no verificar la calidad de los aceites que importan y comercializan. Se están preparando además normas científicas que puedan determinar la identificación virgen o virgen extra a fin de evitar el fraude al consumidor.

A todo esto hay que decir que el estudio que ha realizado UC Davis ha sido financiado en parte por los productores de aceite de oliva californianos (COOC), lo que nos podría hacer deducir que se trata de un intento de desprestigiar el aceite de importación en pro del aceite producido en Estados Unidos. En el artículo de Noticias cada Día podemos leer que el director de la Asociación de la Industria y Comercio Exportador de Aceite de Oliva (Asoliva) asegura que se enmascara una estrategia comercial que afectaría al comercio de aceite de oliva virgen extra de nuestro país, lo peor es que esta inmerecida fama sea secundada por otros países y se identifique al aceite de oliva español como un aceite de dudosa procedencia y adulterado.

Por otro lado, hay varias cuestiones a tener en cuenta, según explica Asoliva, algunas muestras que han sido tomadas, pertenecen a aceites que han permanecido expuestos durante varios meses en los lineales de los supermercados, expuestos a la luz, sin garantías de conservación, etc., estas muestras no se pueden comparar con aceites frescos. Otro dato a tener en cuenta son los procedimientos científicos utilizados que se basan en un método alemán que no cuenta con homologación y tampoco está aceptado a nivel internacional. Para agravar más la situación, se cuestionan las normas establecidas por el COI (Consejo Oleícola Internacional), máxima autoridad en lo que respecta a la química y análisis del aceite.

Por supuesto, el Instituto de la Grasa (CSIC) ha dado su opinión indicando que en el informe realizado por UC Davis se han utilizado parámetros de medición que no proceden para poder demostrar la calidad y pureza de los aceites. Tampoco es viable un informe desarrollado a partir de un testeo realizado en tres supermercados de tres ciudades estadounidenses y desde el CSIC se cree que detrás de la demanda existe una clara guerra comercial, ya que resulta más barato importar aceite que producirlo en Estados Unidos, algo que afecta a los productores del país. Con respecto al tema de la adulteración del aceite de oliva virgen extra con aceite de oliva lampante (refinado), no tiene peso, ya que los parámetros de los aceites de oliva virgen extra se encuentran dentro de la normativa vigente.

De momento el COI no ha aceptado los métodos que se han empleado en la elaboración del informe porque, como hemos dicho antes, no están homologados, y tampoco se aceptan las muestras de aceite dado que no se ha certificado la conservación. Este organismo ha realizado sus propios análisis y determina normalidad en los aceites importados a Estados Unidos.

Sería interesante que prosperaran iniciativas como el análisis de ADN del aceite de oliva virgen, técnica que permitiría eliminar las dudas, la adulteración de los productos, el fraude o los errores. El ADN es una de las pruebas que pueden determinar con veracidad la calidad de un producto y desestimar este tipo de estrategias comerciales. Claro, que también se han podido dar casos de fraude en el mercado estadounidense o en cualquier otro país, recordemos por ejemplo que en España, Alcampo etiquetó aceite de oliva refinado como aceite de oliva virgen extra.

A través de olivecenter.ucdavis.edu, podréis acceder al estudio realizado por UC Davis.