Abordamos el último capítulo del documental emitido en el programa de televisión ‘En Portada’ bajo el título La guerra de la soja, pero que nosotros hemos titulado La soja transgénica conquista Sudamérica debido a que se citan otros países como Brasil o Argentina donde esta leguminosa modificada genéticamente avanza imparable del mismo modo que avanza en Paraguay, país al que hace particularmente referencia el documental. Recordemos que en La soja transgénica conquista Sudamérica III, hablábamos de la denuncia de los efectos y consecuencias en el medio ambiente y en la salud humana por el uso de pesticidas y herbicidas, también se denunciaba como se estaba destruyendo a marchas aceleradas el cultivo tradicional, reduciendo significativamente los puestos de trabajo en el campo e imponiéndose los monocultivos de soja transgénica.
En La soja transgénica conquista Sudamérica IV destacamos el incremento de la superficie cultivable de soja transgénica en diferentes países latinoamericanos, en Argentina la soja transgénica sustituye las producciones tradicionales y relegando la producción ganadera a las zonas más marginales y empobrecidas, sería interesante ver el Documental sobre la soja transgénica emitido en Argentina para comprender un poco mejor los graves problemas que está creando la soja modificada genéticamente en Sudamérica. Volvemos a destacar las líneas con las que empezaba dicho documental, “Donde había vacas, hay soja, donde había bosque, hay soja, donde había trabajo, gente y alimentos, hay soja, pero no cualquier soja, soja transgénica”.
En el documental la soja transgénica conquista Sudamérica IV nos introducimos en el Delta del Paraná, zona con una extensión de 17.500 kilómetros cuadrados y una longitud de 320 km. A pesar de ser una vasta superficie, los ganaderos argentinos han tenido que comprase lanchas para poder acceder a las islas situadas en el delta, tierras más marginales cuyos pastos sirven para alimentar al ganado. Los campos tradicionales con mejores cualidades han sido destinados al cultivo de soja transgénica, esto hubiera sido impensable hace algunas décadas en uno de los países reconocidos por su gran explotación ganadera.
Algunos ganaderos comparten sus opiniones y experiencias en el documental sobre la guerra de la soja, nos habla Abel Matera, un ganadero que asegura que se trata de una situación que se está generalizando, la migración del ganado a las islas mencionadas ha sido la mejor opción, por el momento la soja no se ha introducido en las tierras de las islas del Delta del Paraná. La ganadería desplazada se abre paso gracias a la hierba de los humedales, hasta 300.000 cabezas de ganado se han establecido en estos parajes. Desgraciadamente y aunque parece una buena solución, son muchas las personas preocupadas por el impacto en el medio ambiente que puede tener la invasión del ganado en estas zonas.
Luís Francisco Dimeza, Secretario de Salud Pública de Rosario, una de las ciudades más importantes del país que se encuentra en el centro-este de Argentina, concretamente en la provincia de Santa Fe, manifiesta su preocupación por la contaminación que se puede generar en los próximos años. La Federación Agraria de Argentina asegura además que la producción láctea y cárnica para abastecer al mercado interno argentino está en riesgo y habla de dos o tres años vista, también destaca el riesgo para la biodiversidad y la destrucción causada por los campos de cultivo de soja transgénica. Recordemos que se ha pasado de cultivar un millón de hectáreas de soja transgénica a nada menos que 16 millones, es decir, se sufre una deforestación anual de 300.000 hectáreas. Recordemos también que actualmente Argentina es uno de los principales productores situado en segundo lugar del ranking mundial.
Como contrapartida, en el documental nos hablan del gran desarrollo que ha experimentado Rosario a nivel económico gracias a la soja transgénica, recordemos que se trata de una leguminosa muy demandada por Europa y su volumen de negocio permite una gran prosperidad, (quizá, comida para hoy y hambre para mañana). Rosario es uno de los reinos de la soja, el alcalde de la ciudad asegura que la actividad resulta muy lucrativa, por ello no es extraño que su producción se haya triplicado durante los últimos diez años. Parece que lo único que importa es el beneficio económico y que todos los negocios y la prosperidad vivida gira en torno a la soja transgénica. La leguminosa es un arma de doble filo, de momento ha traído la prosperidad, pero debemos tener presentes los riesgos medioambientales, la deforestación, la contaminación, los riesgos para la salud asociados al uso de los productos fitosanitarios como el glifosato, etc.
Se sigue hablando de la gran rentabilidad de la soja transgénica frente a otros productos, los cultivos de trigo y maíz se abandonan y son sustituidos por la leguminosa, es algo evidente teniendo en cuenta la diferencia de rentabilidad entre productos. Argentina se vuelve cada vez más dependiente de la soja, un descalabro de la leguminosa hundiría al país, es peligroso basar la economía en un solo producto, podríamos compararlo con la burbuja inmobiliaria, si explotara la burbuja de la soja las consecuencias serían realmente desastrosas. Son muchos los empresarios y asociaciones que advierten sobre el excesivo nivel de dependencia en este tipo de cultivos hasta el punto que creen que en pocos años, el país rico en carne y leche, terminará forzosamente importando carne y leche de otros países, la autosuficiencia alimentaria de estos dos productos habrá concluido.
Argentina exporta prácticamente la totalidad de su producción sojera, ya que no consume ni la soja ni sus derivados, algo que se repite en Paraguay o en Brasil. Las grandes multinacionales son las beneficiadas de esta situación, la comercialización de la soja y los productos fitosanitarios asociados a ella, es un negocio que reporta enormes beneficios, salud, biodiversidad o respeto medio ambiental quedan relegados a un segundo término, es el triunfo del monocultivo. Hay que decir que hasta una tercera parte de la población de Rosario es alérgica, durante los últimos años se ha doblado el caso de alergias respiratorias asociadas a la soja transgénica, el impacto en la salud es realmente grave.
Jorge Rulli, del Grupo de Reflexión Agraria, dice grandes verdades, empresas como Monsanto se han logrado apropiar de una de las partes más importantes de la vida de un ser humano con el desarrollo de transgénicos, los alimentos. Recomendamos ver el documental Semillas transgénicas, sus problemas y consecuencias, para comprender un poco mejor las palabras de Jorge Rulli.
Tal y como ocurría en Paraguay, las tierras son utilizadas para el cultivo de soja transgénica y los pequeños agricultores son empujados a abandonar sus tierras y buscar fortuna en las grandes ciudades, la cadena de acciones y sucesos está transformando seriamente a Argentina y a todos aquellos países sudamericanos que se vuelcan en el cultivo de la leguminosa. El panorama a corto plazo resulta desolador, las consecuencias son impredecibles y más teniendo en cuenta que el verdadero riesgo de los alimentos transgénicos son los efectos impredecibles y desconocidos que pueden encerrar.
Anteriores capítulos
La soja transgénica conquista Sudamérica I
La soja transgénica conquista Sudamérica II
La soja transgénica conquista Sudamérica III
Foto | SugarCreekPhoto
2 comentarios
Bajón.
Pero estas cosas hay que saberlas, aunque den un poco de bajón.
Gracias por compartirlo.
No viene a cuento del artículo pero sí del tono del mismo, un bonito gráfico que relaciona popularidad de un complemento alimenticio con el nivel de evidencia asociado a sus presuntos beneficios.
http://www.informationisbeautiful.net/play/snake-oil-supplements/
Sorprenden algunas cosas, particularmente el tema de los probioticos (el terrible Actimel) que sí parece tener un nivel de evidencia científica apabullante detrás.
http://forofarmaceutico.blogspot.com/2008/03/hoax-prebiticos-probiticos-y-actimel.html
Y no sorprende nada que la mayoría de ellos no tienen mucha más evidencia científica que los respalde que la imposición de manos 😉
En cuanto al tema del post… bueno, Jaén es un monocultivo de aceituna, Valencia lo es de naranjas… pero claro no es lo mismo que la soja en Argentina o la palma aceitera en Sumatra 😉 ¿o sí?.