Hace unas semanas Martín Berasategui nos lo anunciaba a través de su blog y hoy ha llegado el día, la inauguración de Santo Restaurante by Berasategui, el restaurante ubicado en el EME Catedral Hotel de Sevilla, donde la filosofía culinaria del chef vasco, fusionada con la gastronomía andaluza, va a causar admiración.
Martín Berasategui ha inaugurado hoy Santo Restaurante acompañado del jefe de cocina que se quedará al frente de los fogones, Baltasar Díaz Corbacho, un joven rondeño que hasta ahora se encontraba en el banco de pruebas de Lasarte.
En ABC podemos ver un vídeo de la presentación a la prensa, Martín Berasategui nos habla de su satisfacción por poder crear un puente entre Lasarte, que está a unos minutos de San Sebastián, y Sevilla, cuna de la tapa y con una gastronomía muy importante y apreciada, con mucha tradición.
Su meta ya la conocemos, hacer disfrutar a quienes visiten el restaurante, para ello va a trabajar como siempre, ‘con respeto, humildad, trabajo, entrega, mañana más que hoy arte en la cocina y pasado mañana más que mañana, vanguardia en la cocina’. Se muestra satisfecho también con el equipo que va a trabajar en su nuevo proyecto, y con el que va a proporcionar a la ciudad de Sevilla un templo gastronómico con el cerdo ibérico, las verduras de la huerta andaluza y los pescados del Mediterráneo como protagonistas.
La firma de Martín Berasategui en este restaurante será un nuevo atractivo para atraer el turismo a Sevilla, y que no se nos olvide, también contarán con un bar de tapas en el mismo hotel, junto al restaurante, en Tapas Santo by Martín Berasategui ofrecerá alta cocina en pequeños bocados y las tapas más tradicionales o básicas que parten de materias primas de excelente calidad, desde unos buenos mejillones a una sabrosa y jugosísima croqueta.
¡Mucho éxito a todo el equipo!, ojalá podamos visitarles pronto, ¿verdad?
2 comentarios
Menuda decepcion. El comedor sin vistas,con las mesas tan pegadas que se mezclan las conversaciones. La comida un autentico camelo, un mejillon con una hoja de lechuga y espuma que parece las babas de mi perro, platos que no llegan ni a la altura de tapa y a precio de langosta, con inventos innecesarios para justificar la gran clavada.No entiendo nada.
Sin duda el restaurante se mereció una estrella Michelín en sólo nueve meses, pero ahora peligra. Decepcionante.
Estuve con 7 amigos el pasado sábado. La comida está MUY buena, pero el servicio está descoordinado. Las copas de vino siempre vacías. No hay un aperitivo mientras se escoge (aceitunas o similar). El maitre se pasó toda la comida intentando ligar con dos chicas y tenía todas las mesas desatendidas. El sumiller era un chaval sin demasiados conocimientos (o quizás es que el que se encargó del vino no era el sumiller).
El pan estaba muy bueno y no faltó en ningún momento. La impresión que da es que quieren que te hartes de pan porque el menú te queda con hambre. Claro que ya te lo avisa con cierto cinismo el señor que no volvió a aparecer en toda la comida cuando nos dijo: “No queremos que salgáis pesados para que no os llevéis una mala impresión”
En resumen, muy buena comida (como se esperaba), pero indigno de lo que te cobran y los honores que posee. Caro para lo que nos dieron.