Según una investigación realizada por expertos del Centro Nacional del Cáncer de Tokio (NCC), los salazones pueden incrementar el riesgo de cáncer. Los investigadores diferencian la adición de sal en los alimentos y su relación con el incremento de las posibilidades de sufrir una enfermedad cardiovascular, y la relación entre los salazones o alimentos salados con la posibilidad de sufrir algún tipo de cáncer.
En el estudio participaron 77.500 personas en un rango de edad de entre 45 y 75 años, tras realizar un cuestionario sobre sus hábitos alimentarios se realizó un seguimiento del grupo, 2.066 personas padecieron algún tipo de enfermedad cardiovascular y 4.476 personas sufrieron algún tipo de cáncer (mayoritariamente cáncer colorrectal, gástrico y pulmonar). Tras cotejar los datos de las estadísticas, se puso de manifiesto que las personas que abusaban del consumo de sal en una ingesta media de 17 gramos diarios, tenían hasta un 19% más posibilidades de sufrir una enfermedad cardiovascular en comparación con aquellas personas que consumían una media de 7 gramos de sal.
No apareció ninguna asociación entre el cáncer y la adición de sal, sin embargo, si apareció en el consumo de distintos tipos de salazón como pueden ser los diferentes pescados secos o alimentos escabechados, a mayor consumo de este tipo de alimentos, mayor era la probabilidad de sufrir un cáncer, hasta un 15% mayor. Los investigadores indican que los resultados obtenidos, especialmente la asociación entre salazones y cáncer no tiene que ver con el contenido en sal, sino a otras causas que por el momento desconocen y que obligan a realizar nuevas investigaciones.
Una de las explicaciones que barajan sobre la conclusión de que los salazones puedan incrementar el riesgo de cáncer es la presencia de agentes carcinógenos como el compuesto N-nitroso que puede formarse a partir de algunos conservantes como los nitritos (sales o ésteres del ácido nitroso), estos elementos se utilizan en distintas formulaciones de la industria alimentaria, un ejemplo podría ser su utilización en las carnes para que mantengan un aspecto rojizo al reaccionar con la mioglobina (hemoproteína muscular) de la carne. El caso es que con respecto a este compuesto, ya se sospechaba que favorecía el desarrollo del cáncer y por tanto debería ser utilizado en dosis reducidas. Los expertos indican además que este tipo de compuestos podría destruir la barrera de la mucosa gástrica, barrera que tiene la capacidad de soportar las soluciones ácidas.
Como sabemos, la sal es un elemento necesario para nuestro organismo y la cantidad recomendada según la OMS es de 5 gramos diarios, nada que ver con los 17 gramos que algunas de las personas del estudio tomaban diariamente. Los investigadores japoneses reafirman la necesidad de controlar la adición de sal, y no abusar de salazones o alimentos escabechados dados los resultados. Por otro lado, sería interesante tener en cuenta algunas investigaciones como la que realizaron los investigadores del Instituto de Alimentación y Nutrición de los Países Bajos (TIFN), los expertos mostraban que distribuir la sal de forma inteligente permitiría reducir en un 25% su utilización.
Las nuevas investigaciones que se realicen podrían proporcionarnos la respuesta de la relación existente entre el cáncer y este tipo de alimentos. Puedes conocer más detalles a través de la publicación digital American Journal of Clinical Nutrition.
Vía | Food Production Daily
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