La lechuga de mar (Ulva lactuca), también conocida como lamilla, es un alga verde que se puede encontrar en abundancia en las costas del mediterráneo y del atlántico, aunque está presente en la mayoría de las zonas intermareales de los océanos del mundo. Se denomina lechuga de mar por la similitud que presentan sus hojas con una lechuga terrestre, es comestible y aporta al organismo, antioxidantes, ácidos grasos Omega 3, proteínas, diferentes vitaminas entre las que destaca la vitamina B12, por lo que es un alimento ideal para vegetarianos estrictos o veganos, ya que con la dieta que llevan ven reducido el aporte de esta vitamina.
Habitualmente podemos adquirir lechuga de mar deshidratada o en conserva, sin embargo, es posible que no tardemos mucho en ver en los lineales de productos de IV Gama (productos presentados en bolsas o bandejas, limpios, cortados y listos para cocinar) lechugas de mar listas para su consumo, al menos esa es la intención de Jorge Éric del Castillo, un ingeniero técnico agrícola de la Universidad de Almería.
El experto trabaja en un proyecto con el que intentará rentabilizar la producción. Como sabemos, las algas son un alimento de precio elevado, 25 gramos de lechuga de mar deshidratada nos pueden costar unos 2’5 euros, es decir a unos 100 euros el kilo. El reto es obtener una producción significativa, sea en un entorno natural o en piscifactorías, según el investigador las algas pueden crecer hasta 100 gramos por día en un metro cuadrado, con lo que el rendimiento estaría asegurado.
En un cultivo bajo el mar sería necesario desarrollar sistemas específicos de anclaje, sean cajas o redes en una estructura cercana a la superficie a un máximo de 20 metros. Las algas no necesitarían ningún tratamiento o alimentación específica, ya que serían los nutrientes del mar los que las alimentarían. Si se tratase de un cultivo utilizando las técnicas de acuicultura, sería necesario controlar los factores externos que propician su crecimiento, la luz, la temperatura, etc.
El ingeniero manifiesta que la competencia no sería un problema, de hecho, no son muchas las empresas que se dedican al cultivo de algas, un ejemplo que podemos citar es la empresa Porto Muiños, empresa gallega de conservas que recolecta las algas de forma manual en las bajamares o mediante el buceo. Tras la recolección, procesa la lechuga marina y nos la presenta deshidratada en copos o láminas, o en salazón.
En cambio, Jorge Éric del Castillo plantea que el problema será introducir un producto nuevo en la cesta de la compra de los consumidores. Aunque el mercado de este producto crece a un buen ritmo y su aceptación es cada vez más elevada, sobre todo conociendo los beneficios que proporcionan a la salud, el consumo de algas en la población debe seguir aumentando, algo que será más factible a medida que aumente la oferta del mercado.
En la web de Andalucía Investiga podemos ver que Jorge Éric del Castillo pretende constituir una empresa en la que también participará la Universidad de Almería, como ocurre con muchas iniciativas, la financiación será uno de los problemas a solventar. La producción de lechugas de mar en Almería podría ser una realidad en breve, posteriormente la promoción y la comercialización serán los nuevos escollos que el ingeniero tendrá que superar.
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