China podría aprobar el arroz transgénico, decisión que parece estar sujeta a adquirir un papel protagonista en la carrera biotecnológica y en la competitividad económica, aunque también se ofrecen razones como la necesidad de garantizar la alimentación de toda la población o reducir el impacto medio ambiental derivado de los componentes químicos utilizados en la agricultura intensiva.
Sin duda, se trata de un cambio radical con respecto a la política mantenida desde el año 2000 por el Gobierno chino. Anteriormente, en la década de los 90 China permitía la comercialización de los alimentos transgénicos, pero las dudas que empezaron a generarse en la comunidad internacional y las denuncias que realizaban diversos grupos ecologistas sobre el riesgo de los alimentos transgénicos, provocó que China tomara un nuevo rumbo vetando a los alimentos transgénicos.
El pasado mes de junio el Gobierno chino impulsaba un nuevo proyecto de investigación científica alimentaria con un presupuesto de algo más de 2.000 millones de euros. Apenas han pasado un par de meses y ya se está hablando de una posible aprobación y comercialización de arroz transgénico. Quizá esta sea una buena oportunidad que quiera aprovechar la compañía químico-farmaceutica Bayer e introduzca en el gigante asiático, con el correspondiente permiso, el arroz transgénico LL62.
El arroz es un alimento básico en muchas culturas, pero especialmente en la cultura asiática, es el segundo cereal más producido del mundo, por lo que podemos hacernos una idea de su importancia. La introducción de nuevos cultivos transgénicos de arroz podría terminar afectando a todas las variedades de arroz que en China se producen y si existieran riesgos a largo plazo, se estaría condenando a toda la población que basa su alimentación en este alimento. Pero además hay que añadir que estas variedades transgénicas terminarían apareciendo en prácticamente todos los países del mundo. China pretende incrementar en 130 millones de toneladas su producción de arroz, cantidad con la que satisfacer la demanda de la población en el año 2020.
China abusa de los fertilizantes y los productos químicos en los distintos cultivos que desarrolla, verdaderamente el problema medioambiental es grave, pero los alimentos transgénicos no son una solución para ello, recordemos que algunos productos químicos que se utilizan con los alimentos modificados genéticamente son tan o más peligrosos que los que se utilizan actualmente, el glifosato o el glufosinato con el que se trata el arroz transgénico LL62.
Evidentemente los cultivos ecológicos parecen no interesar, resulta mucho más rentable la producción de transgénicos a pesar de los riesgos que pueden encerrar. Como siempre, los argumentos del hambre o el respeto medio ambiental vuelven a ser utilizados para aplicar nuevas políticas biotecnológicas, con la aprobación del cultivo y comercialización del arroz transgénico, la cantidad de hectáreas destinadas al cultivo de productos transgénicos en todo el mundo aumentará significativamente. Cada vez se hace más evidente que la alimentación biotecnológica obligada será una realidad.
Foto | Dharuk man