Chocolates, bollería o bebidas en formatos más pequeños es lo que solicita la FSA (Food Standards Agency) Agencia de Normas Alimentarias del Reino Unido. Esta agencia pretende que todos los fabricantes dedicados al mundo de los chocolates, los refrescos azucarados, etc., comercialicen sus productos en porciones más reducidas como una medida útil para que los consumidores reduzcan la ingesta, siendo un modo más de combatir el actual índice de sobrepeso y la obesidad.
La FSA no pretende prohibir el actual formato de los productos, pero sí que los fabricantes ofrezcan una alternativa más moderada, la idea sería ofrecer las actuales latas de refrescos azucarados, cuyo formato es de 330 mililitros, en formatos de 250 mililitros. Los chocolates se ofrecerían en formatos con una reducción de materia en torno a los 8-10 gramos y suponemos que algo similar se aplicaría en los productos de bollería industrial o afines.
Es difícil saber si este tipo de medidas pueden resultar efectivas, la FSA cree que con el tiempo se convertirían en habituales y se lograría reducir la ingesta de este tipo de productos, pero hay que decir que esto resultará difícil si se siguen comercializando los tamaños habituales. Evidentemente la medida para ofrecer alimentos y bebidas en formatos más pequeños, no es aceptada por los fabricantes, el representante de las industrias del sector ya la ha criticado. Las empresas podrán ofrecer todo tipo de argumentos para no cursar el deseo de la Agencia de Normas Alimentarias, por ejemplo, la inversión que supone incluir nuevos formatos de todos los productos, embalaje, almacenaje, envoltorios, fabricación, etc., además se alteraría el standar de tamaño marcado en los mercados europeos.
Hay que añadir que los consumidores habituados a un tamaño determinado posiblemente no adquieran una chocolatina, un producto de bollería o una bebida con menor contenido, otra cosa sería si mediante legislación se obligara a la industria a retirar los actuales formatos presentando los nuevos con menor contenido. En este caso, quizá más de un consumidor adquiriría dos en lugar de uno, con lo que el problema del sobrepeso y la obesidad podrían agravarse.
Es curioso que no se haya vuelto a hablar sobre el tema de comercializar bebidas azucaradas con impuestos, recordemos que esta medida se lleva barajando desde hace algunos años en algunos países europeos y en el Reino Unido ya se ha propuesto en más de una ocasión. Francia también pretendía gravar los alimentos con mayor contenido en grasas como las pizzas, las hamburguesas, etc., medidas que parecen buscar engrosar las arcas del estado en lugar de ayudar a reducir el problema de la obesidad.
El pulso de la FSA y el Gobierno del Reino Unido contra la obesidad es muy complicado, las campañas informativas no parecen resultar muy eficaces y las sugerencias para disfrutar de una alimentación sana son ignoradas. En el país el problema de la obesidad se agrava año tras año, y el Ministerio de Sanidad y la FSA plantean soluciones como la que hemos citado, pero parecen soluciones poco efectivas. También se ofrecen bonos a los niños con los que pueden adquirir gratuitamente alimentos saludables, pero si no existe una educación nutricional, posiblemente los niños seguirán prefiriendo los snaks, las chocolatinas y los refrescos dulces.
Foto | Sir Mo