A través del periódico digital The Daily Telegraph podemos saber que se reanudan los cultivos experimentales de patatas transgénicas en el Reino Unido. Hace casi un año los activistas anti transgénicos saboteaban los cultivos de patatas transgénicas con un claro propósito, evitar que las investigaciones que se realizaban sobre este alimento transgénico no pudieran concluir ya que sin los resultados finales, el Gobierno no podría dar luz verde al cultivo y comercialización de esta variedad de patatas.
Tras los sabotajes, los investigadores se negaban a seguir investigando hasta que el Gobierno del Reino Unido no garantizará la protección de los campos de cultivo experimentales. Recordemos que esta variedad de patatas se desarrolla para luchar contra el nematodo quístico, un pequeño gusano que ataca a las plantas atrofiando su crecimiento y causando cuantiosas pérdidas. Ahora se retoma el cultivo de patatas transgénicas con las oportunas medidas de seguridad, circuitos cerrados de cámaras de televisión, vallas (suponemos que con alambres de espinos) y guardias de seguridad.
Los cultivos experimentales se han reanudado sin haber advertido a la población, algo lógico teniendo en cuenta que en teoría era un secreto, pero era algo que sabía el Gobierno y que tenía la obligación de comunicar. Este hecho ha causado la crispación de los activistas que advierten que las patatas en cuestión pueden suponer un peligro para el medio ambiente y para la humanidad. El Gobierno por su parte ha indicado que los estudios podían proseguir ya que se contaba con los permisos oportunos para ello y no era necesario comunicar que se habían retomado las investigaciones.
Son muchas las presiones ejercidas para que se desarrollen y aprueben los cultivos transgénicos, no sólo de patatas, cualquier alimento transgénico, con las promesas de ser alimentos más productivos capaces de superar el cambio climático y garantizar la alimentación de la población mundial, investigadores y empresas presionan a los gobiernos para que estos alimentos sean aprobados.
Como ya indicamos en su momento, en el caso de las patatas transgénicas que podrían soportar el ataque del nematodo quístico, creemos que sería más interesante el proyecto desarrollado por la Universidad de Leeds en el que se pretende descifrar el genoma de este gusano, conociendo su genoma, se podrían desarrollar herramientas más eficientes que preservaran los cultivos sin tener que modificar el genoma de las patatas.
En principio se indica que las patatas no se utilizarán para la alimentación humana o animal (algo obvio), que las patatas no saldrán de los campos de experimentación hasta que el Gobierno no apruebe el cultivo una vez se hayan revisado los resultados. Sin embargo, queremos poner un ejemplo para que desconfiemos de este tipo de afirmaciones, recordemos el post Arroz transgénico LL62, en él podíamos saber que esta variedad de arroz también estaba sometida a estudio por la compañía químico-farmacéutica Bayer y que misteriosamente se produjo una contaminación en muchos lugares del mundo y especialmente en Estados Unidos, que ha terminado obligando al Gobierno estadounidense ha aprobar su cultivo y comercialización.
¿Quién nos asegura que no podría pasar lo mismo con las patatas y que terminarán introduciéndose en la cadena alimentaria humana?, parece evidente que los activistas intentarán nuevamente sabotear los cultivos, algo que no respaldamos a pesar de que tras esta acción existan buenas intenciones. La desconfianza siempre existrá mientras las empresas biotecnológicas no sean transparentes y muestren su trabajo, permitiendo además que sea supervisado por cualquier investigador que lo desee. Si los productos desarrollados son inocuos y beneficiosos no habría nada que temer ¿no?
Foto | Maese José