Encontramos en The Kitchn muchas ideas para que nuestras comidas ganen en sabor, ¿cómo?, basta con guardar la grasa para cocinar, es decir, la grasa de alimentos como la panceta, el bacon u otros que después de cocinarlos, dejan en nuestra sartén todo el sabor en el medio graso que han soltado. Una vez que se enfríe se solidificará, y de igual modo que preparamos nuestra manteca de cerdo, podemos después conservar esta grasa para darle diversos usos.
¿Qué utilidad le darías a esta manteca?, pues fácilmente puede sustituir al aceite o a la mantequilla en otras elaboraciones, siempre con mucha moderación. Una idea que nos ha llamado la atención ha sido en la elaboración de pan, no tardaremos en probar un nuevo pan en el que sustituyamos el aceite por la grasa que haya desprendido alguno de nuestros guisos o unas simples lonchas de bacon.
Según la finalidad que le queramos dar a esta manteca, necesitaremos ir guardando la grasa que vayamos recuperando de nuestra sartén en varias ocasiones. Sería ideal no hacer mezclas, así que podemos tener dos o tres recipientes para este fin.
Antes de guardar la grasa que ha soltado una elaboración en la que han participado muchos ingredientes, conviene limpiarla, bastará con pasarla en caliente por un colador. Si por ejemplo hemos hecho unos magrets de pato que sólo hemos marcado en la sartén, podemos dejarla enfriar en ella, así se solidificará y podemos recogerla con una cucharilla o una espátula y pasarla a nuestro recipiente.
Estas son algunas de las ideas para usar la grasa que hemos guardado: para hacer unas cebollas confitadas, unos huevos revueltos, huevos fritos, patatas fritas, una tortilla o frittata, untar el pollo antes de asarlo o hacerlo a la plancha, untar una masa de pizza antes de hornearla, unas mazorcas de maíz, para hacer sofritos de verduras o legumbres, galletitas saladas, scones, palomitas de maíz (método tradicional), vinagretas templadas, mayonesa, crepes… ¿Qué ideas sumáis a esta lista?
Guardar la grasa para cocinar no es nuevo, en absoluto, así lo hacían nuestras abuelas, bisabuelas… pero hay que reconocer que en muchos hogares se ha dejado de hacer. Esto no implica tener que aumentar nuestro consumo de grasas, y mucho menos las saturadas (nada mejor que el aceite de oliva para nuestra salud), como bien sabemos, su inclusión en nuestra dieta debe ser muy moderada.