La globalización alimentaria es responsable del aumento de las enfermedades, así lo indica el profesor José María Ordovás, referente en nutrigenómica, ciencia que combina la genética y la nutrición para desarrollar dietas específicas personalizadas en base a las necesidades del organismo a nivel genético.
Según indica el profesor, el poder comer cualquier alimento en cualquier parte del mundo ha destruido esa comunión genética que existía entre un pueblo, su evolución genética y el medio en el que habitaba y se alimentaba.
Es decir, básicamente cada pueblo estaba adaptado a las condiciones de su entorno y a la alimentación que se encontraba a su abasto, el cambio brusco de alimentación a través de la introducción de nuevos alimentos ha provocado que aumente el padecimiento de enfermedades degenerativas, crónicas, etc. Según las palabras de José María Ordovás, la globalización alimentaria ha llevado al genoma a la Torre de Babel.
El investigador indica que lo más importante para poder sentirse mejor es retomar la alimentación tradicional, la alimentación autóctona que han disfrutado nuestros antepasados y la que ha estado en comunión con nuestros marcadores genéticos. El genoma ha evolucionado con el medio ambiente, la posibilidad de ser moldeable ha facilitado adaptarse a factores alimentarios y ambientales.
El profesor nos pone como ejemplo un esquimal, su alimentación y el medio ambiente en el que se encuentra, para él sería difícil aclimatarse a una nueva alimentación, pero sería más difícil para su genética y no se cubrirían las necesidades labradas a lo largo de generaciones pasadas.
Por eso, el nutricionista asegura que es necesario mantener las tradiciones culinarias fruto de la interacción entre genoma y medio ambiente, comunicación que parece haber desaparecido cuando introducimos en la dieta un patrón alimentario distinto al mantenido por generaciones pasadas. Resulta interesante, tan sólo hay que darse cuenta de la evolución de la alimentación española durante los últimos 40 años y cómo a medida que se han introducido nuevos alimentos y productos de otros países, también han ido aumentando las enfermedades relacionadas con la alimentación, a decir verdad se abandona la dieta mediterránea.
Según el experto, no sirve de nada reducir las grasas que ingerimos, aumentar la cantidad de antioxidantes en nuestra dieta o realizar ejercicio físico diario para intentar reducir la incidencia de las enfermedades. Es la genética lo que hace que nuestro organismo pueda responder mejor o peor a las dietas. La nutrigenómica puede diseñar la dieta más eficaz para cada persona, porque una misma dieta ofrece resultados distintos en cada individuo y eso es porque cada uno tenemos necesidades o predisposición a ciertas enfermedades distintas.
La nutrigenómica avanza y en un corto plazo de tiempo una persona podrá solicitar un análisis genético que determine exactamente cuáles son sus necesidades nutricionales y que dieta es la más recomendable para cubrirlas. Además, será el mejor modo de mantener un buen estado de salud realizando una eficaz prevención contra aquellas enfermedades que se encuentran asociadas a las dietas que se mantienen.
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2 comentarios
A ver si lo entiendo, la dieta mediterránea es la pera limonera, pero si se la damos a un esquimal ¿lo haremos un desgraciado?… suena a un determinismo genético un tanto radical.
Vale aceptamos barco… en unas cuantas generaciones «genéticamente» a una dieta, pero ¿cuánto tiempo tiene la «dieta mediterránea»?, ¿qué relación tenía la dieta de un griego en los años 30 con la actual?, ¿y la de un griego de hace 300 años?, ¿o de hace 1000 años?… y la pregunta más interesante, ¿modifican nuestro genoma 1000 años de hábitos alimenticios más o menos regulares?.
Suena más razonable la idea de que hay algunas dietas más adecuadas a un número limitado de perfiles genéticos. Pero si lo estiramos mucho suena igual que lo del test de «alergia a los alimentos» tan popular entre los endocrinos españoles para diseñar «dietas a medida» pero con escasísima evidencia científica que lo respalde. De hecho en la entrevista se habla de ella.
Separando el elemento científico del puramente ideológico: ¿Fué mayor cambio la llegada de McDonalds a España o la introducción de la patata y el tomate en nuestra dieta? 😉 ¿Fue negativa la introducción del tomate? 😉 ¿Es la globalización la madre de todos los males?
Si Álvaro, resulta bastante radical, quizá el experto debería haber matizado más los argumentos. En nuestra opinión la globalización ha traído beneficios y perjuicios pero el cambio genético es algo cuestionable y más en periodos de tiempo tan reducidos.
Saludos