Parece que es necesario frenar la soja transgénica y más sabiendo lo que es capaz de provocar en aquellos campos donde se cultiva, recordemos el documental sobre la soja transgénica cultivada en Argentina, en él podíamos conocer una larga lista de serios problemas. La soja transgénica afecta a la calidad de vida, a la salud y al medioambiente, allí donde se cultiva termina arrasando el ecosistema, insectos animales, plantas… todo desaparece.
La soja es parte del problema medioambiental y los riesgos de contaminación genética se encuentran muy latentes, pero la causa principal de la degradación del suelo y la exterminación de la vida es el peligroso glifosato y los distintos productos químicos y pesticidas con los que se tratan los cultivos.
Algunos países se han decidido a comenzar a limitar la soja transgénica, aunque en realidad lo que se debería hacer es erradicarla. Ahora Paraguay, el tercer mayor productor de este cultivo, ha decidido limitar la superficie de siembra y la razón que proporciona es evitar que el suelo pierda su riqueza.
Los demás países productores sufren el mismo problema pero parece no importarles, continúan aumentando la superficie de cultivo a sabiendas de los graves efectos producidos por la soja transgénica y citamos como ejemplo a Argentina. Este país ha pasado de cultivar un millón de hectáreas a nada menos que 16 millones de hectáreas en unos pocos años y siguen ampliando y deforestando para producir más y más soja transgénica.
En Paraguay el cultivo de este tipo de soja representa una gran fuente de ingresos, nada menos que 600 millones de dólares generados de los 6 millones de toneladas obtenidas el año pasado. Este año se obtendrán 8 millones de toneladas y parece que este dato ha hecho pensar al Gobierno paraguayo, de seguir así terminarán viviendo en un país yermo donde no tendrán cabida otros cultivos. La limitación que realiza Paraguay es un primer paso que debería ser secundado por otros países a fin de garantizar la alimentación y la salud de la población, no compensa generar este tipo de riqueza económica, es comida para hoy y hambre para mañana.
Los campesinos manifiestan su descontento y auguran un suelo yermo y estéril en sólo 20 años, parecen ver claramente lo que se les avecina, por el contrario, las asociaciones de productores de soja creen que la actuación del Gobierno no es la más recomendable, tan sólo se preocupan por sus intereses económicos.
Paraguay da un paso muy difícil, hay que tener en cuenta que actualmente la producción agropecuaria del país representa casi un 40 por ciento de su Producto Interno Bruto y sólo se basa en dos productos, soja y carne.
La soja transgénica contribuye a acrecentar la crisis alimentaria, se produce soja en lugar de otros alimentos y al final, sólo se podría comer soja o cualquier alimento… transgénico evidentemente.
Más información | Reuters