El bisfenol A o bisphenol A es un compuesto utilizado para fabricar plástico policarbonado, material resistente a los golpes y utilizado habitualmente en la fabricación de diversos productos cotidianos, muchos de los recipientes con bisfenol A están destinados a la alimentación, botellas de plástico, biberones, lentillas, dispositivos médicos, etc.
En el ámbito de la alimentación, el mayor contacto que nosotros tenemos con esta sustancia es a través de las botellas de plástico y las latas de bebidas o alimentos, ya que el bisfenol también se emplea para recubrir estos envases proporcionándoles mayor resistencia.
Un grupo de investigadores del Reino Unido y Estados Unidos, ha relacionado el bisfenol A con el desarrollo de distintas enfermedades en los seres humanos. Hay que decir que no es una novedad, en varias investigaciones este compuesto ya ha sido señalado como el causante de distintos problemas de salud, incluido el cáncer. De hecho, hace unos meses se generaba una alerta en Canadá y se pretendía prohibir la comercialización de todos los biberones de plástico al conocer que representaban un serio riesgo para los bebés.
El estudio realizado en Canadá mostraba los efectos perjudiciales producidos por esta sustancia, el Gobierno canadiense envió un informe al Gobierno norteamericano para que adoptara las medidas más oportunas sobre esta sustancia. Entonces se mostró que los niveles de esta sustancia eran muy peligrosos para los niños, sobre todo porque estaba presente en los biberones de plástico y la EFSA, en lugar de tomar las medidas preventivas adecuadas, indicó que procedería a realizar un estudio para comprobar los efectos y analizar las conclusiones proporcionadas por el estudio canadiense.
La EFSA no adoptó ninguna medida preventiva y tampoco la FDA, algo que hay que lamentar teniendo en cuenta la peligrosidad indicada en el estudio mencionado. Ahora un nuevo estudio corrobora los riesgos de esta sustancia, en él se muestra que aquellos estadounidenses que presentaban mayores niveles de bisfenol A en el organismo son más propensos a padecer una enfermedad cardiovascular, diabetes tipo 2 o diversas anormalidades en las enzimas hepáticas. Otra conclusión mostrada en el estudio es que hasta el 90% de los estadounidenses presentan este compuesto en la orina. Estos datos seguramente se repitan en Europa.
Los investigadores británicos indican que sus conclusiones no son una prueba fehaciente de la peligrosidad de la sustancia, algo que parece una contradicción, están mostrando la relación bisfenol A y enfermedades, y por otro lado parecen no respaldar sus propios resultados, es algo muy curioso ¿no?
A pesar de estos resultados, tanto la EFSA (Agencia de Seguridad Alimentaria de la Unión Europea) como la FDA (U.S. Food and Drug Administration) consideran que el bisfenol A es seguro, aunque volverán a revisar sus conclusiones tras conocer los estudios mostrados. Por cierto, conviene mencionar que desde el año 1930 se sospecha que el bisfenol A utilizado en los productos de consumo es peligroso para la salud humana, demasiados años mareando a la perdiz.
Varios investigadores estadounidenses indican que la FDA ignora los evidentes resultados de los estudios, ¿tendrán algo que ver los grandes intereses económicos que se encuentran de por medio?, recordemos que esta sustancia se emplea en múltiples productos.
Foto 1 | Todd Morris
3 comentarios
No es tan extraño que los propios investigadores decidan que sus estudios no son concluyentes. Y no tiene porque tratarse de una «conspiración de malvadas multinacionales» ;-). Resulta que no todos los estudios y sobre todo metodologías de estudio tienen el mismo nivel de evidencia científica. Existe de hecho un sistema de gradación que permite decidir si procede hacer una recomendación (en este caso el cese en el uso del bisfenol) o no.
Se trata de técnicas y protocolos orientados a la evaluación objetiva de las conclusiones de los estudios e investigaciones, a fin de decidir si procede prescribir o realizar una recomendación.
Vuelvo a uno de mis temas favoritos, hay estudios que sugieren que podría haber una relación entre las antenas de los móviles y múltiples enfermedades… pero su nivel de evidencia es muy bajo. Por contra hay estudios con un nivel de evidencia muy alto en contra de esa hipótesis… es lo que tiene el método científico.
Eso sí, cuando los resultados de un estudio no coinciden con nuestras percepciones previas… siempre podemos achacarlo a una conspiración 😉
No es que sea una conspiración ni mucho menos, pero cuando existen grandes intereses se tiende a simplificar y minimizar todo aquello que pueda representar un riesgo económico.
Con respecto a las graduaciones y las revisiones que realiza la EFSA, recuerda que en un par de ocasiones ya ha tenido que rectificar la tabla de valores de pesticidas utilizados en algunos alimentos después de que varios estudios mostraran la peligrosidad de lo que consideraba seguro, véase el caso del glifosato.
No es que sea corrupta y negligente la EFSA, quizá no es tan eficaz como cabría esperar de una autoridad en la materia. Demos otra marcha atrás, no hace mucho manifestaba su aprobación a la comercialización, producción y consumo de alimentos clonados, posteriormente indicaba que era necesario ser prudentes y se esperaría a nuevos estudios. Sinceramente, la EFSA no debería meter la pata tanto como lo hace siendo lo que es.
Con respecto al bisfenol A, los límites establecidos que indicas podrían estar equivocados, la razón es simple, nuevas investigaciones aportan nuevos datos y estos deben ser reinterpretados para volver a establecer nuevos límites. Por esta regla, sólo este año han aparecido 3 o 4 estudios que muestran problemas de salud por el bisfenol, de ahí que la FDA y la EFSA indiquen que revisarán la información. Si tan seguros están de su inocuidad no procederían de este modo.
Saludos.
¿Prohibiríais el uso de esta sustancia?
«Existe un poderosísimo disolvente químico que, empleado en dosis mínimas, puede dañar electrodomésticos de modo irreversible; se evapora a temperatura ambiente y se mezcla silenciosamente con el aire de la casa; se ha localizado en el 99% de las células tumorales; se usa en centrales nucleares y en las fábricas de armas químicas; cuando lo absorbe el cuerpo humano pasa a la placenta y se filtra a través de la leche materna; existen no pocas multinacionales que lo usan en la preparación de productos para la infancia […]»
Terrible, ¿no?.
😉 la respuesta aquí.
Una pena el comentario con tanto retraso 😉
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