La tecnología espacial se adapta al control de calidad del jamón y se hace gracias a un sistema utilizado por la ESA (Agencia Espacial Europea) para controlar el movimiento de líquidos en los astronautas en sus viajes por el espacio.
Para que un jamón pueda expresar plenamente sus cualidades organolépticas, su contenido de agua debe ser el justo, el jamón no puede estar ni muy húmedo ni muy seco. Esto es algo que los maestros catadores intentan determinar a través del tacto, del olor y del aspecto que presente el jamón. Sin embargo, en un paso más, la idea sería conocer exactamente el contenido de agua que presenta un jamón para saber si se encuentra en la plenitud de la curación.
El sistema utilizado se denomina Espectroscopía de Impedancia Eléctrica, se trata de un instrumento que habitualmente mide minuto a minuto el desplazamiento de los líquidos corporales hacia la parte superior del organismo como efecto de la gravedad. El sistema se ha adaptado y permite medir la cantidad de agua que presentan los jamones en su interior, se trata de una valiosa herramienta que permitirá hilar mucho más fino para determinar qué piezas de jamón están en perfectas condiciones para su consumo en una inmaculada curación.
La Espectroscopía de Impedancia Eléctrica ya se encuentra presente en algunas firmas productoras de jamones, gracias a ella se puede realizar un control más exhaustivo con el que se desechan aquellos jamones que no se encuentran dentro de los valores establecidos destinándolos para elaborar jamón cocido. No es la primera vez que se adapta la tecnología espacial a fines alimentarios, a principios del año pasado, por ejemplo, un grupo de investigadores del Servicio de Investigación Agrícola americano estaban desarrollando nuevos aparatos que podían inspeccionar cualquier alimento que presentara cualquier tipo de problema relacionado con la seguridad o la calidad.
Se trataba de aplicar la tecnología óptica utilizada en los viajes espaciales para el fin que antes hemos mencionado, gracias a un binocular muy especial, se podía detectar la presencia de materia fecal, defectos de elaboración o cualquier enfermedad presente en los alimentos. Una de las particularidades que resultaban interesantes era la portabilidad y las dimensiones reducidas de estos aparatos, muy distantes de los actuales laboratorios y sistemas grandes y complejos para determinar la salubridad alimentaria.
Las pruebas que se habían realizado hasta el momento mostraban resultados satisfactorios y habían animado a los investigadores a seguir aplicando tecnología espacial para mejorar la seguridad alimentaria.
Pero volviendo al tema del control de calidad de los jamones, con el nuevo sistema se puede garantizar una calidad impecable y se reducen las posibilidades de que un cliente pueda adquirir un jamón defectuoso. Se trata de un gran refuerzo en la marca y la imagen para cualquier empresa que utilice esta tecnología.
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