Luchar contra el cambio climático reduciendo el consumo de carne es lo que propone el presidente del PICC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (ONU) Rajendra Pachauri. Parece evidente que la sobreexplotación ganadera afecta seriamente a la atmósfera, basta con recordar el estudio realizado en Nueva Zelanda en el que se mostraba que la gran cantidad de rumiantes existente en el país, impedía poder cumplir el protocolo de Kioto.
Una enorme población de 10 millones de vacas y 41 millones de ovejas eran la causa de ello, ya que lanzaban a la atmósfera hasta el 40% de la contaminación ambiental que este país genera. De todo esto hablábamos en el post carne de canguro, carne que era aconsejada por George Wilson, investigador del Servicio de Vida Silvestre australiana, como uno de los alimentos alternativos más adecuados para reducir las emisiones de CO2.
Rajendra Pachauri pide que se considere esta posibilidad para luchar contra el cambio climático y concretamente contra el calentamiento global de una manera más efectiva, según indica, las emisiones de gases de efecto invernadero que realizan los animales, son superiores a las que realizan los transportes que utilizan combustibles fósiles.
Pachauri es un reputado economista e investigador del medio ambiente que recibió el año pasado, junto a Al Gore, el Premio Nobel de la Paz, sus esfuerzos se centran especialmente en recopilar información sobre el cambio climático y comunicar los datos a los Gobiernos del mundo sugiriendo medidas para luchar contra el avance del calentamiento global. Dura y difícil tarea a la que se enfrenta el experto, el cambio económico a nivel productivo y alimenticio es demasiado significativo.
La FAO (Organización de las Naciones Unidas para la agricultura y la alimentación) indica que la producción ganadera es responsable de al menos un 18% de las emisiones de gases de efecto invernadero que se lanzan a la atmósfera, todo será que nuevamente nos recomienden alimentarnos a base de insectos, como suele hacer cada año, aunque en esta ocasión en lugar de realizar la recomendación como fuente alternativa para los países más desfavorecidos, lo haría para poder luchar contra el cambio climático.
Quizá, llegado el caso siempre podríamos optar por la carne de canguro, ya que estos animales no producen este tipo de emisiones contaminantes gracias a que los microorganismos de su sistema digestivo no actúan del mismo modo que el de las vacas, cabras o cualquier mamífero rumiante que utilizamos para nuestra alimentación.
Pero sin desviarnos del tema, algunas voces ya han salido en defensa de sus intereses, como es el caso de la NFU (Unión Nacional de Productores Agropecuarios del Reino Unido), esta organización asegura que las emisiones que se realizan de metano en las granjas se están reduciendo, al parecer, en casi 20 años se han reducido un 13%, dato que encontramos poco significativo y que sólo puede aplicarse quizá al Reino Unido. Tengamos en cuenta que estamos hablando de un problema global y la reducción debería realizarse a nivel mundial.
Es evidente que los animales contribuyen a la aceleración del calentamiento global y una reducción de la producción de animales reduciría las emisiones de gases. Reducir la utilización de los vehículos es significativo, pero dejar de comer carne (reducir su consumo) también lo es. Como una posible salida se tiene en cuenta la ingeniería genética, gracias a ella se podrían desarrollar nuevas razas animales que no expulsaran tantos gases de efecto invernadero a la atmósfera, estaríamos hablando entonces de animales «transgénicos».
También se podrían diseñar alimentos específicos que no provocaran en el ganado la generación de tanto metano, pero este tipo de investigaciones son muy lentas en desarrollar y aplicar. Personalmente preferimos entonces reducir el consumo de carne y disfrutar de frutas y verduras, alimentos más saludables y más respetuosos con el medio ambiente. Todo se reduce a la concienciación y a la elección personal de cada uno, está en nuestra mano contribuir a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
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