La Dieta Mediterránea se abandona y parece que los esfuerzos que se realizan para promoverla son infructuosos. Nuestra dieta es un modo de alimentación que se encuentra basado en los patrones dietéticos de los países mediterráneos, los máximos exponentes serían Grecia, Italia, Malta y España. Se caracteriza principalmente por su alto contenido en alimentos vegetales, el aceite de oliva, el trigo, los frutos secos y diversos alimentos más, se conjugan con el consumo de pescados, aves y carnes rojas, también se contempla el consumo moderado de vino.
A pesar de la difusión a nivel científico de los grandes beneficios que ofrecen cada uno de los alimentos contemplados en esta dieta, el abandono de la Dieta Mediterránea es un hecho. Se trata de un largo proceso iniciado hace varias décadas, poco a poco se ha ido reduciendo su consumo y actualmente, según indica el economista de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) Josef Schmidhuber, se encuentra en un estado “moribundo”.
Algunas de las conclusiones que ofrece el estudio realizado por la FAO apuntan directamente al aumento del nivel y la calidad de vida como elementos responsables del deterioro de los hábitos alimentarios. El aumento del nivel económico se relaciona con una mayor ingesta de grasas y carnes, proteínas de origen animal cuya presencia en la dieta mediterránea era bastante reducida. A esto hay que añadir la incorporación de otros alimentos que resultan excesivamente grasos, dulces o salados, un conjunto de factores que han provocado la caída de una de las mejores dietas del mundo.
La media de la ingesta de calorías por persona y año, se ha ido incrementando año tras año en los países mediterráneos, pero parece ser que especialmente se ha incrementado en los países que seguían con más notoriedad la Dieta Mediterránea. Los países que antaño eran considerados pobres eran los que más seguían la dieta, España, Grecia, Italia, etc., la mejora del nivel de vida ha provocado que en estos países se haya aumentado hasta un 30% el consumo de calorías con respecto al consumo que se realizaba en 1962.
En todos los países mediterráneos se está sufriendo un alto índice de sobrepeso y obesidad, llegando en algunos a afectar a tres cuartas partes de la población, como sería el caso de Grecia, uno de los países europeos con la tasa más elevada de IMC (Índice de Masa Corporal).
En el post El consumo de fast food aumenta con la crisis económica se mostraba que el aspecto económico guardaba una estrecha relación con el aumento del consumo de los fast foods más económicos, por otro lado cabe destacar que los alimentos que antaño se consideraban baratos y formaban parte de la alimentación de las economías más pobres, son ahora los alimentos más caros. Mantener una dieta mediterránea tiene un coste elevado, siempre hemos dicho que para poder potenciar la dieta mediterránea, no basta con informar sobre sus beneficios, hay que procurar que la población pueda acceder a estos alimentos sin que el aspecto económico sea una excusa.
También hay que destacar la falta de tiempo como elemento responsable de la reducción de la dieta, no poder cocinar obliga en muchas ocasiones a comer alimentos preparados en los que las grasas están muy presentes. Lo que no se entiende es por qué se realizan tantos estudios sobre el mismo tema si las respuestas son siempre las mismas, las organizaciones como la FAO se gastan sus abultados presupuestos en estudios en lugar de acometer acciones más directas que logren reducir la actual tasa de sobrepeso y obesidad.
En fin, nos encontramos inmersos en una crisis económica, ya veremos cómo afectará en el aumento de lo que actualmente se considera la epidemia del siglo XXI, la obesidad.