Los alimentos desarrollados en sequía extrema son aquellos productos como el arroz, el maíz, etc., que gracias a la manipulación genética o al cruce de variedades son capaces de soportar el estrés hídrico. El cambio climático se hace cada vez más evidente, las temperaturas aumentan y en muchas zonas se reduce la pluviosidad, es necesaria una pronta actuación.
Por eso, muchos investigadores han comenzado a trabajar con mayor énfasis en el desarrollo de plantas capaces de producir alimentos en diferentes condiciones medioambientales adversas, ahora no sólo hay que luchar contra las plagas, desarrollar un producto transgénico que no necesite la aplicación de herbicidas o mejorar el aporte nutricional que proporciona, la ingeniería genética modifica los genes implicados en la resistencia frente a la escasez de agua.
No falta mucho para que los agricultores puedan acceder a cultivos resistentes a la climatología, la escasez de agua no será un problema. La próxima década estará marcada por nuevos avances muy significativos en el campo de la modificación genética. Estos avances deberán conjugarse con un uso mucho más eficiente del agua, ya que actualmente la agricultura es la responsable de utilizar hasta el 70% del agua dulce del planeta, sin duda, se trata de una cifra muy elevada.
Para el ahorro del agua ya se han desarrollado otro tipo de cultivos, como pueden ser los hidropónicos. En determinados lugares la escasez de agua es el principal factor que limita el desarrollo agrícola, los cultivos hidropónicos podrían ser una opción, pero no pueden aplicarse en determinados alimentos como los que hemos nombrado.
Teniendo en cuenta el crecimiento demográfico que se experimentará en 40 años y la escasez de agua que se sufrirá, la agricultura tal y como la conocemos será inviable, por eso es necesario desarrollar nuevas variedades alimenticias fruto de la investigación. Ahora Monsanto no sólo se dedicará a modificar genéticamente los alimentos para hacerlos resistentes a las enfermedades, también comenzará a desarrollar plantas capaces de soportar el estrés hídrico.
Monsanto, junto a otras instituciones de carácter público y privado, desarrollará maíz tolerante a la escasez de agua para proveer a los pequeños agricultores de países africanos a cambio de nada (algo sospechoso ¿será un campo de pruebas?). Otras empresas y organismos científicos de todo el mundo también trabajan en el mismo tema e intentan poner en el mercado las primeras semillas tolerantes al estrés hídrico en un corto plazo de tiempo.
Hay que decir que la comercialización de estas semillas será efectiva en otros países antes que en Europa, los expertos manifiestan que la actual lentitud en la aprobación de Organismos Genéticamente Modificados en la Unión Europea provocará que Europa se quede a la cola de la aplicación de la biotecnología agraria. Esto parece una sutil presión para acelerar la aprobación de OMG, ¿o quizás no?
Parece evidente que la biotecnología es necesaria para poder afrontar los tiempos que se avecinan…