En los últimos años ha aumentado considerablemente la venta de frutas grandes, como la sandía, cortadas en mitades o en cuartos, con lo que es fácil apreciar si está en su punto de maduración, fresca y jugosa. Pero, si se quiere adquirir toda la pieza, ¿cómo elegirla? Aquí os contamos 10 cosas de debemos saber cuando vamos a comprar una sandía entera.
La vista, el tacto, el olfato y el oído nos van a servir para determinar los principales valores indicativos del estado de una sandía, y teniendo en cuenta cómo deben resultar estas pequeñas pruebas, será fácil elegir una sandía en su punto óptimo, lista para consumir.
Observamos la piel, el tallo, el color, el peso, el sonido, el olor… el sentido del gusto no lo podremos aplicar hasta que lleguemos a casa, a no ser que pidamos al frutero que nos haga un corte para extraer un pequeño bocado, nosotros lo conocemos como ‘calar la sandía’, ¿y vosotros?
Pero si el frutero no atiende a la petición o se compra en un supermercado donde no realizan esta práctica, pues es posible que se nieguen porque ya hay sandías cortadas en las que apreciar su estado, os será de gran ayuda aplicar estos diez consejos para elegir una sandía en su punto.
10 cosas que debes saber cuando vas a comprar una sandía entera
Tallo: Observa el tallo, debe estar seco, si está verde o húmedo podría ser una indicación de que la sandía no está madura o ha sido recogida demasiado pronto.
Color: La sandía madura tiene un color verde oscuro y brillante, evita las que tengan un tono verde claro o blanco (a no ser que sea de la variedad rayada), ya que pueden no estar maduras.
Manchas y cicatrices: Elige una sandía que tenga manchas amarillas en la piel, pues estas manchas indican que la sandía ha madurado al sol, en su planta, y está lista para comer. Las cicatrices pequeñas y curadas en la cáscara o piel de la sandía son marcas naturales que también indican que la fruta ha madurado y se ha curado correctamente en la planta.
Olor: A veces se puede percibir un aroma dulce y fresco alrededor del tallo de la sandía, sería indicativo de que está madura. Evita las sandías que tengan un olor extraño.
Peso: Una sandía fresca, madura y jugosa suele ser pesada, cuanto más fresca es más agua tiene y es cuando está en su punto. Así que al elegir una sandía, busca una pieza que sea firme y bien pesada en relación a su tamaño.
Consistencia: Al tacto, la cáscara de la sandía debe sentirse firme en todas partes, descarta una pieza que tenga algunas áreas blandas o hundidas, ya que podrían indicar daños internos o falta de frescura.
Sonido: Dar unos golpecitos a la sandía es una de las pruebas que todo el mundo conoce, el sonido debe ser sordo y hueco, si suena como sólido puede ser que esté verde.
Tamaño: Elige una sandía de un tamaño proporcional a tus necesidades para poder consumirla antes de que se pueda estropear. En caso contrario, es preferible comprar esta fruta de verano en mitades o en cuartos, en este post puedes leer sobre la seguridad alimentaria de las sandías cortadas.
Temperatura: Cuando vayas a elegir una sandía, debe estar fresca al tacto, si está almacenada en una tienda sin refrigeración, es conveniente asegurarse de que no ha estado expuesta a altas temperaturas durante mucho tiempo, ya que el calor excesivo puede acelerar la maduración y deterioro.
Origen y temporada: Intenta comprar sandías locales o de proximidad, y siempre cuando esté de temporada, así disfrutarás de esta deliciosas fruta más fresca y sabrosa, y con un menor impacto ambiental debido a la reducción en el transporte.
Te puede interesar leer
Comprar sandías y melones cortados, ¿recomendable o peligroso?
Precaución al comprar melones y sandías partidas
Cuidado con abusar del consumo de sandía, sobre todo si se padece una enfermedad renal crónica
Has comprado media sandía o medio melón, ¿qué haces con la fruta cortada al llegar a casa?