Un informe encargado por la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) al Instituto de Biotecnología y Alimentos SIK (Suecia) ha puesto de manifiesto que unos 1.300 millones de toneladas de alimentos se tiran a la basura, cantidad comparable a todos los alimentos que se producen en el África subsahariana. Para realizar el informe se han tenido en cuenta dos estudios, uno sobre las pérdidas alimentarias a nivel mundial por parte de los países ricos, y otro similar pero tomando como referencia los países más pobres. En los estudios se identifica como se producen las pérdidas de alimentos a lo largo de toda la cadena alimentaria y además proporciona las posibles soluciones para evitar que se tiren tantos alimentos.
1.300 millones de toneladas de alimentos es una cantidad demasiado elevada como para ignorarla, y no sólo se pone de relieve este desperdicio, también hay que destacar los recursos y esfuerzos que se realizan para producirlos en vano. La pérdida de alimentos se produce en el momento en el que se inicia la producción agrícola, un goteo continuo que finaliza en el último eslabón de la cadena y que también está implicado en el desperdicio alimentario, los consumidores. En ambos casos, sean países ricos o pobres, las pérdidas se producen aunque evidentemente son mucho más grandes e importantes en los países industrializados. A esto hay que añadir que en lo que respecta a consumidores finales, son los de los países industrializados los que más alimentos desperdician y tiran a la basura.
Datos reveladores del informe, el desperdicio alimentario en Europa o Estados Unidos se sitúa en unos 95-115 kilos por año y habitante, en cambio en el África subsahariana y el sur y suroeste de Asia, el desperdicio es de sólo 6’11 kilos por año. En el caso de los países pobres o en vías de desarrollo las causas de las pérdidas están relacionadas con las limitaciones técnicas, la incorrecta gestión alimentaria, las técnicas de almacenamiento o refrigeración, el sistema de recolección, etc. En el caso de los países industrializados, las principales pérdidas se relacionan con los consumidores y su comportamiento, la actitud errónea de compra para almacenar pudiendo permitirse el lujo de desechar los alimentos cuando se caducan alimentos (mala gestión de la despensa), al respecto sería interesante retomar la lectura del post La leyenda consumo preferente de los alimentos provoca confusión. La normativa de calidad alimentaria rechaza alimentos que podrían ser consumidos pero que al no mostrarse como el primer día son desechados, etc.
Podríamos citar ejemplos tan claros como la pérdida de alimentos por cuestiones económicas o especulativas, recordemos que cada año se tiran millones de kilos de plátanos de Canarias, a principios de año sin ir más lejos, se han tirando 740.000 kilos de plátanos a la basura por los bajos precios causados por la saturación del mercado. Otro ejemplo es la crisis de la patata 2011, se preveía que en nuestro país se destruyeran 100 millones de kilos de patatas, estos ejemplos muestran claramente que antes de desarrollar estrategias para incrementar la producción de alimentos, es necesario trabajar en el aprovechamiento y mínimo desperdicio de éstos.
Los desperdicios alimentarios en los países industrializados se pueden reducir significativamente mediante campañas de sensibilización dirigidas a consumidores, intermediarios y productores. Como sabemos, se habla de la necesidad de incrementar la producción de alimentos para satisfacer la demanda en los próximos años, recordemos el post Cómo alimentar al mundo en 2050, sin embargo, es prioritario paralelamente promover el consumo responsable y evitar que se desechen alimentos por mil y una razones, incrementar la eficacia en toda la cadena alimentaria es prioritario y más sabiendo que los recursos naturales son cada vez más escasos, energía, agua, campos de cultivo, etc. El informe Global food losses and food waste hace hincapié que debe ser una prioridad reducir los desperdicios alimentarios.
Reducir las pérdidas de alimentos es un modo de combatir el hambre y mejorar la economía en todos los eslabones de la cadena alimentaria, después se habla de ayudas a los países más desfavorecidos que no pueden alimentarse, simplemente con una buena gestión, obtendríamos un excedente para ello. Es evidente que tirar millones de toneladas de alimentos cada año, tiene un importante impacto para la seguridad alimentaria, el desarrollo económico, el respeto del medio ambiente, la gestión de los recursos energéticos, etc. Las pérdidas alimentarias fluctúan dependiendo de la situación de cada país, pero el común denominador es que en todos se deben mantener bajo mínimos estas pérdidas por el bien de todos y el bien del planeta en general, como decíamos tirar alimentos es desperdiciar recursos, tierra, agua, energía e insumos, a esto añadamos las pérdidas económicas y las emisiones contaminantes innecesarias que se realizan.
Los expertos en su informe plantean una pregunta: ¿Cuánta comida se pierde en el mundo en total y cómo se puede prevenir esta pérdida?, actualmente son preguntas que no pueden recibir una respuesta concreta, queda mucho por investigar, pero con los datos que nos han facilitado previos y sobre una parte del mundo, podemos hacernos una idea, el desperdicio es brutal.
Sean alimentos frescos como las frutas y hortalizas, o alimentos envasados, se desperdician una cantidad de alimentos equivalente a más de la mitad de la cosecha mundial de cereales, no sólo es lamentable, es una verdadera vergüenza y más sabiendo las necesidades que se pasan en muchos países. Os recomendamos leer el informe Global food losses and food waste, en el que se da a conocer los millones de toneladas de alimentos se tiran a la basura, aunque en realidad es mucho más, en él podremos conocer concretamente el tipo de pérdidas, la diferenciación entre residuos alimentarios y pérdidas alimentarias de todo tipo, incluidos los animales que mueren en las producciones ganaderas por varias razones. Las pérdidas que suponen las exportaciones de alimentos, así como unas gráficas comparativas segmentando tipos de alimentos y países, comprobaremos que Europa, por ejemplo, es quien más frutas y vegetales desperdicia y tira a la basura.
La verdad es que entristece profundamente conocer este tipo de datos, y no hay que obviarlos, después estamos hablando de introducir alimentos transgénicos para garantizar la seguridad alimentaria y resulta que producimos mucha comida, pero no sabemos gestionarla. El informe ha recopilado y analizado una gran cantidad de datos relacionados con los desperdicios alimentarios en cada eslabón de la cadena, desde su origen hasta el consumidor final, a la vista de los resultados, es necesario replantearse un cambio de política y puesta en marcha de medidas que permitan reducir el volumen de alimentos que se tiran a la basura. Como decíamos, no sólo se debe pensar en el aumento de la producción alimentaria, también es necesario desarrollar un plan de gestión adecuado.
Vía | FAO