George Pontiakos, CEO de BI Nutraceuticals, una compañía estadounidense proveedora de ingredientes alimentarios, considera que la biotecnología alimentaria debe abandonar su posición defensiva y pasar a la acción, lanzando campañas que muestren los aspectos positivos de los alimentos transgénicos. Explica que no se deben evitar las preguntas que realizan los medios de comunicación y los consumidores en materia de alimentos modificados genéticamente, marcas alimentarias y empresas biotecnológicas deben responder directamente a todas las cuestiones sobre este tema sin intentar eludirlas, por muy molestas que les puedan resultar.
Quien considere que los alimentos transgénicos son seguros y que proporcionan un valor añadido, debe defender su posición y generar confianza en los consumidores. George Pontiakos explica que no tiene ningún interés particular en este tema, ya que lo que su compañía vende son sobre todo extractos botánicos, aún así, parece que recibe muchas preguntas sobre los ingredientes modificados genéticamente. Quizá por ello invita a quienes apoyan este tipo de alimentos, que cambien su estrategia y contesten a todas esas preguntas que quedan en el aire.
Considera que no es tarde para cambiar de política, aunque reconoce que muchas compañías y grandes corporaciones parecen tener paralizado el tema y no quieren defender su posición a favor de los alimentos modificados genéticamente. Algunas compañías han tomado la decisión de que sea el mercado libre el que determine qué es o no importante, esto no es que sea algo negativo, pero es un error mantener ese mutismo y obviar a quienes quieren saber más sobre este tipo de alimentos. El CEO de BI Nutraceuticals declara que todavía está esperando a que empresas y compañías realicen un spot comercial hablando de todos los beneficios que ofrecen los cultivos modificados genéticamente.
Alaba el trabajo realizado por los activistas anti transgénicos mostrando el punto de vista que tienen de estos alimentos a los consumidores, pero todavía espera la respuesta de compañías como Monstanto, Basf, Singenta, etc., mostrando los beneficios generales que ofrecen este tipo de cultivos, como la reducción del consumo de agua, del uso de pesticidas y productos fitosanitarios, etc. En vez de perder el tiempo hablando sobre por qué el etiquetado transgénico no resulta beneficioso, deberían hablar de una forma proactiva de lo buenos que son los transgénicos si en realidad así lo creen.
Como sabemos, existen problemas constatados y asociados a los transgénicos, como por ejemplo la resistencia que han adquirido los insectos debido a los cultivos transgénicos, algo que ha obligado a desarrollar estrategias como la creación de refugios para frenar dicha resistencia, o el incremento del uso de productos fitosanitarios ante la imposibilidad de hacer frente a las nuevas generaciones de insectos. Por otro lado, si realmente no encierran ningún riesgo para la salud y el medio ambiente, ¿por qué no etiquetarlos?, si quienes los desarrollan consideran que son beneficiosos, deberían proclamarlo a través de las etiquetas.
En su lugar, luchan por evitarlas a toda costa, recordemos que no hace mucho que se presentó en Estados Unidos el Proyecto de Ley de Etiquetado de Alimentos Seguros (Safe and Accurate Food Labeling Act), con el que se pretendía prohibir cualquier etiquetado obligatorio de los alimentos modificados genéticamente, así como todas aquellas iniciativas que se llevan a cabo en los diferentes Estados del país, y que persiguen una legislación que identifique los alimentos modificados genéticamente, esto juega en contra de estas compañías y forzosamente genera desconfianza.
Es interesante recordar las palabras de Mairead McGuinness, miembro del Parlamento Europeo que trabaja en el comité agrícola, en su momento declaró que la falta de información pública ha provocado que se socave la fe en la ciencia, reconocía con ello el exceso de mutismo y la poca transparencia existente en toda la trayectoria de los alimentos modificados genéticamente, de ello hablábamos en el post La industria alimentaria tiene que promover los alimentos transgénicos. Las declaraciones de George Pontiakos son de agradecer, si se respondieran las preguntas se aclararían muchas dudas.
Volviendo al tema del uso de productos fitosanitarios, según este reciente informe independiente del USDA, el uso de productos fitosanitarios se ha reducido gracias al cultivo de alimentos modificados genéticamente, además, en algunos casos el rendimiento de los cultivos se ha incrementado. Pero este informe también reconoce que algunos agricultores que trabajan con cultivos transgénicos resistentes a la acción del glifosato, están utilizando más dosis de las recomendadas y además lo mezclan con otros herbicidas, lo que ha provocado que las malas hierbas empiecen a ser más resistentes a sus efectos.
Hay que recordar que compañías que se dedican a la producción de insecticidas como Syngenta, confirman que han experimentado un incremento significativo de las ventas de productos destinados a tratar el maíz, la razón de ello es que los agricultores están concienciados con la resistencia que han generado los gusanos que atacan sus cultivos y en consecuencia retoman los sistemas que utilizaban antaño para proteger el maíz, de ello hablábamos en el post Los beneficios del maíz transgénico desaparecen.
Por otro lado, los expertos en biotecnología argumentan que el problema de la resistencia de las malas hierbas no es algo exclusivo asociado a los cultivos transgénicos, recuerdan que parte del problema ha sido generado por los agricultores con su sistema de monocultivo, sin realizar la rotación de cultivos y por el uso de productos fitosanitarios. Algunos expertos consideran que los monocultivos industriales que ocupan vastas extensiones de terreno son destructivos para el medio ambiente, algo que corrobora lo que dicen los expertos del USDA.
En el artículo de Food Navigator nos explican que los agricultores que trabajan con transgénicos están atrapados por los acuerdos firmados con empresas como Monsanto y parecen haber olvidado que se pueden realizar rotaciones. Volviendo al tema inicial, la industria de los alimentos transgénicos debe dejar de defenderse y empezar a contestar muchas preguntas, es el único camino para ganar confianza, en caso contrario cada vez serán más los consumidores que no quieran saber nada de este tipo de alimentos.
Foto 1 | UnitedSoybeanBoard
Foto 2 | UD Carvel REC