En el mes de junio, en el post ¿Se pueden considerar los alimentos transgénicos alimentos naturales?, nos hacíamos eco de una denuncia contra uno de los fabricantes estadounidenses más importantes de harinas y tortitas de maíz, al parecer, un consumidor denunciaba que estaba identificando sus productos con el término natural a pesar de que contenía ingredientes modificados genéticamente. El juez determinó un plazo de 6 meses para dar tiempo a la FDA (Food and Drug Administration) para que definiera el término natural, a pesar de que desde hace algunos años se ha estado realizando esta solicitud y la FDA ha estado declinando hacerlo. Pero, ¿es tan complicado definir el término natural en los alimentos?, ¿no será que no se quiere definir porque los fabricantes no podrían utilizar la descriptiva como reclamo para la venta de sus productos?
De momento, tal y como está la actual legislación estadounidense se puede decir que un alimento transgénico es un alimento natural, ya que se permiten las descriptivas que aluden a ello. Al respecto os recomendamos retomar la lectura del post Alimentos transgénicos etiquetados como naturales, podemos comprobar que otras marcas y productos utilizan estrategias que van más allá y además de utilizar el término natural, desarrollan una campaña de marketing para que el consumidor tenga esa apreciación, envases con etiquetas de color verde y gráficos como una puesta de sol que inspiran naturaleza. Como sabemos, en el país han ido apareciendo iniciativas que solicitan el etiquetado de los alimentos transgénicos para que los consumidores ejerzan su derecho a saber y elegir según sus convicciones.
Claro, que mientras se mantenga el principio de equivalencia, es decir, un alimentos transgénico es seguro cuando es significativamente equivalente en composición y características nutricionales a un alimento tradicional, difícilmente se logrará que la FDA describa el término natural, hay demasiados intereses de por medio. Por otro lado, el principio de equivalencia es uno de los escollos que impiden el etiquetado de los alimentos modificados genéticamente. Pero no es de esto de lo que queremos hablar, sino de la definición «alimento natural». Retomando el caso del juez que determinó un plazo de 6 meses para la definición, parece ser que no va a remitir el caso a la FDA, ya que sus homólogos lo han hecho en otras denuncias similares. Lo curioso es que inicialmente parecía decidido a aclarar el tema y hacer todo lo necesario para ello.
Determinar si la empresa fabricante de harinas y tortitas de maíz ha estado comercializando un producto de un modo que puede inducir a error en los consumidores, era algo que perfectamente podía llevar a cabo el sistema judicial, sin embargo, la respuesta es sorprendente, el poder judicial considera que obligar a la FDA a que defina el término natural y si los alimentos transgénicos se pueden etiquetar como tales, es una acción injustificada. Por tanto, es muy poco probable que la FDA ofrezca la definición a corto plazo, se necesitaría mucho más que un periodo de seis meses para ello. Un ejemplo, la FDA tardó nada menos que 9 años en definir los requisitos que se deben cumplir para que un fabricante pueda etiquetar un alimentos como «libre de gluten», por tanto habrá que esperar sentados.
En muchos casos los jueces no encuentran razones convincentes para invocar la jurisdicción primaria en casos de protección al consumidor y al estado de derecho, parece que todo gira en torno al mismo tema, evitar a toda costa que se defina el término natural, la única forma de arrojar luz sobre si se engaña o no al consumidor cuando se le ofrece un alimento etiquetado como natural, conteniendo ingredientes modificados genéticamente. En 1993 la FDA publicó una guía no vinculante dando una breve definición de natural: «un producto que no contiene nada artificial o sintético, incluidos aditivos y colorantes», claro, que sobre la modificación genética no se menciona nada, en aquella época el principio de equivalencia cortaba por el mismo patrón a transgénicos y alimentos tradicionales. Tampoco aclaró otros temas como la inclusión de fructosa u otros ingredientes que otras personas consideran que no tienen cabida en lo que se define como alimento natural. Cada vez hay más demandas colectivas contra los fabricantes por el mismo tema y en las peticiones para aplicar una legislación que identifique a los transgénicos también se contempla que no sean etiquetados como alimentos naturales.
En este documento, la FDA determina que no tiene conocimiento o dato alguno que pueda formar una base para concluir que el hecho de que un alimento, o alguno de sus ingredientes, se haya desarrollado mediante biotecnología, deba ser dado a conocer en las etiquetas alimentarias, lo que prueba que la FDA reafirma su decisión de no exigir un etiquetado que revele que el producto contiene ingredientes modificados genéticamente. ¿Quién va a decidir en última instancia sobre este tema, la FDA o los tribunales?